Las subastas judiciales solo sirven para cubrir el débito

La Voz

ECONOMÍA

27 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Bancos y cajas tratan de evitar el embargo de pisos o casas por impago de los recibos hipotecarios. Para ellos, el acopio de bienes inmuebles se ha convertido en un problema burocrático que intentan esquivar por todos los medios. Lejos de ser una jugada redonda para las entidades financieras, la ley hipotecaria impide convertir estas enajenaciones en un negocio rentable.

Manuel Fernández, del despacho coruñés Interatlántica de Abogados, explica que los precios de los pisos en las subastas están ya tasados de antemano. La deuda que falte por pagar en el momento del embargo, más los gastos de tramitación y los intereses correspondientes, se convierte en un valor de referencia. Si la venta de la casa no cubre esta cantidad, el deudor tendrá que abonarle al banco la diferencia. Pero si la transacción cubre el débito y genera además beneficios, la entidad financiera tiene la obligación de devolver al cliente el dinero que le había abonado desde la constitución de su hipoteca hasta el instante del impago.

Normalmente, al hacer la escritura, se firma una responsabilidad hipotecaria, que se calcula sumando el importe de la deuda, más los intereses de tres años al tipo de interés en vigor. A esta cantidad se le añade otro 20% del valor principal para hacer frente a costes e intereses. En ocasiones, los bancos pactan una venta extrajudicial en caso de embargo, en un intento de agilizar los trámites y deshacerse cuanto antes de esos bienes enajenados.

Comprador preferente

La ley hipotecaria ampara además al deudor para buscar y presentar un comprador de su piso. Esta persona tendrá preferencia sobre cualquier otra aportada por el banco, siempre que cubra la deuda contraída en el momento en que la entidad financiera se hace con el inmueble.

Por norma general, explica Fernández, los abogados no llevan ejecuciones de embargos de los bancos. La mayoría de ellos trabajan con asesorías externas que se ocupan de tramitar este tipo de operaciones.

Pero a la banca no le gusta enajenar viviendas. Antes prefieren renegociar las condiciones de la hipoteca para aumentar los plazos y rebajar el importe de los recibos mensuales. Si la medida no resulta eficaz, la propia entidad suele recomendar al deudor que venda el inmueble para hacer frente a su impago y recuperar en todo o en parte la inversión.

La última medida

«Los embargos son, en realidad, la última medida», comenta un portavoz del BBVA en Madrid. Pese a que bancos y cajas se niegan a facilitar cifras, se sabe que en el último año estas ejecuciones han aumentado casi un 20%.