El valor real de los alimentos

Redacción digital

ECONOMÍA

El paso de los productos frescos por la cadena de intermediarios hace que se dispare su precio final.

22 nov 2007 . Actualizado a las 18:19 h.

El precio medio en lonja de la merluza en España es de 6,50 euros el kilo; llega al mayorista a 8,61, pero la pescadería cobra 17,67 euros, es decir, 11,17 euros más que lo que costaba este pescado en un primer momento. Este patrón se repite en la mayoría de los productos frescos, según revela un informe que cada semana publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el que también se observa que el mayor encarecimiento se produce en los mayoristas.

El documento sirve para analizar la variación del precio de una semana a otra pero, sobre todo, es útil para descubrir cuál es el precio real de los alimentos y cuánto está pagando el consumidor.

Según estos baremos, los mayores incrementos se producen cuando los alimentos están en la cadena de intermediarios, algo que denuncian habitualmente los productores, que se quejan de ser los peor parados en las subidas de los productos. Sin embargo, el bolsillo más afectado es el de las familias. Así, el precio en batea de los mejillones es de 1,05 euros el kilo; en mayorista paga 47 céntimos de euros más, pero la pescadería lo presenta a 2,06 euros más caro que lo que costaba en origen.

Otros ejemplos llamativos son los del kilo de gallo, que pasa de costar 5,20 (precio de origen) a 13,46 euros (precio de mercado); o lo que ocurre en la frutería: el kilo de patatas sale del almacén en origen a 0,15 euros el kilo y terminan en el carro de la compra a 0,79 euros. En cualquier caso, no hay que olvidar que estoy precios son resultado de una media de todo el territorio español.

El departamento que dirige Elena Espinosa justifica este incremento con los diferentes eslabones por los que pasan los alimentos antes de llegar a la nevera: mermas, transportes, manipulación, envase y otros costes asociados a la distribución. Sin embargo, también hay que destacar que el precio final lo marca el último punto de la cadena, es decir, el vendedor.