La estrategia de los países desarrollados de impulsar la producción de biocarburantes que se elaboran con materias primas que sirven para alimentar al ganado ha creado una fuerte tensión inflacionista en alimentos de primera necesidad. Al anunciado encarecimiento del pan, la leche y el pollo, por ejemplo, se suma ahora la inminente subida de la carne de cerdo.
Los productores gallegos de porcino denuncian que el incremento del coste en la alimentación de la cabaña es insostenible y vaticinan que, en los próximos dos meses, el kilo de carne subirá hasta un 30%. «O aumentan los precios que percibimos en ese porcentaje para poder asumir la inflación de la alimentación animal o muchas explotaciones se verán obligadas a cerrar: eso incluso será peor, porque habrá desabastecimiento, lo que repercutiría muy gravemente en la cesta de la compra de los consumidores», precisó ayer en Santiago, José Antonio Vidal, presidente de la Federación Galega de Porcino.
El colectivo asegura que la subida de los costes de alimentación ha colocado en una situación económica muy delicada a las 1.200 explotaciones industriales de porcino que existen en la comunidad gallega. Estas granjas agrupan a 145.000 madres reproductoras y mueven al año unas 260.000 toneladas de carne para la comercialización.
A diferencia de lo que ocurre con otros productos, los ganaderos de porcino negocian primero un precio con los mataderos y son éstos los que luego se ponen de acuerdo con la gran distribución. «Si las lonjas nos pagan más caro lo lógico es que la industria suba después el precio al usuario», puntualiza el dirigente de Fegapor. Los ganaderos gallegos sostienen que los piensos para alimentar a la cabaña han subido por la especulación de los intermediarios del mercado cerealista.
La Comisión Europea prevé que la cosecha de cereales de la campaña 2007-2008 sea similar a la del presente ejercicio y que la demanda de las explotaciones se mantenga también parecida. Los productores de porcino se preguntan cómo es posible que, con estos datos, el precio del cereal se haya incrementado hasta un 65% en un año.
Carlos Tió, catedrático de Economía Agraria de la Universidad Politécnica de Madrid, atribuye la hiperinflación del cereal en el mercado internacional a las expectativas que ha generado la entrada de un nuevo demandante: las plantas de biocarburantes. Este experto vaticina que las cotizaciones seguirán marcando récords en los próximos meses.
Esta subida del precio del cereal se une a otras que ya han repercutido en el coste final al consumidor, como el precio del pan, que se ha incrementado en los últimos días una media de un 10%; las legumbres y hortalizas, que se han encarecido casi un 6% en el último año, y el café, cuyo precio ya ha aumentado más del 6,35% desde agosto del 2006.
Recorte de ayudas de la UE
Por otra parte, el Ejecutivo de la Unión proyecta incrementar hasta el 13% la reducción de ayudas agrícolas directas para destinar esos fondos a planes de desarrollo rural. Esta reforma afectará a Galicia, donde está en juego el futuro del sector lácteo: la comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, quiere poner fin al sistema de cuotas en el 2015 y, hasta entonces, autorizar incrementos anuales de los cupos. También se analizará la posibilidad de una prima específica para cultivos destinados a los biocarburantes.