Amor propio

Carlos Melchor AL OTRO LADO

DEPORTES

23 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Unbroken narra la historia de Louis Zamperini, un atleta norteamericano que participó exitosamente en la prueba de 5.000 metros de los Juegos de Berlín de 1936. Después de llamar la atención de Hitler por su buena prestación deportiva, el joven pasó 47 días a la deriva en el Pacífico al accidentarse el avión en el que estaba de misión militar. Poco después fue capturado por los japoneses y torturado terriblemente durante dos años sin que asomase debilidad. Una persona de una dureza extrema, incansable y que se sobrepuso a todas las adversidades. Salvando las distancias, en el Lugo tenemos a nuestro náufrago invencible particular. La actitud de Joselu sobre el campo es una auténtica lección de amor propio, coraje y trabajo agónico innegociable. Llegó al equipo por la puerta de atrás, sin llamar la atención, para desempeñar el rol de segundo delantero que diese descanso puntual al intocable Caballero. Su participación fue bastante marginal hasta la jornada 35, momento desde el que marcó cinco goles en su primera temporada como rojiblanco. No se esperaba demasiado de un delantero poco conocido, que venía con una trayectoria poco llamativa.

Quien más quien menos recordaba a Lolo Pla, Juanjo Serrano o Airam Cabrera como aquellos delanteros que querían pero no podían. Este andaluz de Cartaya cada vez que salta al campo honra a su profesión. El tremendo despliegue físico que muestra domingo sí y domingo también y su compromiso lo sitúan como ejemplo a seguir. Y encima, marca goles. El pichichi de la categoría no tira de carreras tribuneras a destiempo para levantar a la grada, a diferencia de aquel delantero de boca imprudente que se fue a jugar al potente fútbol japonés. Cada vez que acude a presionar lo hace con intención y sentido. Sus compañeros en la punta se ven contagiados y ayudan todavía más a apretar e incomodar la salida del rival. Por ahí también comienza la solidez defensiva colectiva.

En estos tiempos felices en los que el equipo ha demostrado de sobra que los accidentes defensivos del principio fueron coyunturales, es de justicia reconocer la labor de un jornalero del fútbol que busca con ansia triunfar en la profesión. Nuestro incansable e irrompible particular.