A partir de mañana se abre la temporada en medio centenar largo de ríos de la comunidad autónoma, doce de ellos para el salmón, y el resto para reos y truchas. En total, cerca de setecientos kilómetros de riberas se añaden a la oferta ya disponible para los aficionados a la pesca fluvial desde mediados de marzo, lo que además contribuye a su diversificación. Son, en términos generales, los tramos finales de la mayor parte de los cursos de agua dulce que Galicia tributa al Cantábrico y al Atlántico, ríos que cuentan con truchas anádromas y salmones entre su fauna ictiológica.
Menos cañas
La confluencia de los dos vectores -expansión de la oferta y descenso del caudal de los ríos- va a hacer posible a partir de este mes aflojar la presión sobre los tramos de más interés, con una menor presencia de cañas en los cauces, y, al mismo tiempo, incentivar el disfrute de la pesca deportiva al hacer practicables rincones que un nivel alto de agua y una corriente poderosa hurtaba a la acción de los pescadores.
Todo ello sin considerar otras circunstancias capitales, como la elevación de la temperatura del medio, la intensificación de las eclosiones de insectos, la ampliación de las horas de luz, la irrupción de la vegetación acuática, la tentación de la playa como lugar de ocio, etcétera. La historia de esta temporada está aún por escribir.
Así las cosas, todo está presto ya para que mañana arranque la temporada de salmón y reo, que volverá a hacer las delicias de los pescadores gallegos.