Pese a todos los billetes del jeque, el Málaga sigue en el alambre. El equipo andaluz cuenta con el sexto presupuesto de Primera (70 millones) y esta temporada se ha gastado cerca de 20 en fichajes, pero yace en puestos de descenso a falta de ocho jornadas para el final.
El jeque se llama Abdullah Bin Nasser Al-Thani, pertenece a la familia real catarí y el pasado verano compró a Fernando Sanz sus acciones por 10 millones.
En verano invirtió 15 en compras. Llegaron el uruguayo Sebastián Fernández, el fichaje más caro de la historia del club (3,6 millones), el venezolano Rondón (3,5), el brasileño Sandro Silva (2,2), el danés Kris (2), el portugués Eliseu (1,5), el brasileño Galatto (1,2), el italoargentino Malagueño (945.000 euros) y el ghanés Quincy (cedido). Para manejar a tan internacional grupo se trajo al veterano Jesualdo Ferreira, que cobraba 1,5 millones y que fue cesado a las nueve jornadas. El sustituto fue de lujo: Pellegrini.
Pero el Málaga seguía sin pitar (ninguno de esos fichajes ha ofrecido un nivel alto) y el jeque se gastó en invierno 4,5 millones más solo en fichajes. Se reforzó con Baptista (2 millones), Camacho (1,5 millones), Demichelis (cedido), Maresca (libre) y Asenjo, y cuando este se lesionó se trajo también a Caballero (1). El equipo ha mejorado, pero sigue en la cuerda floja. El jeque ha garantizado que no se irá si el equipo cae a Segunda.