Castro Santos sobrevive a base de jugadas de estrategia

Pablo Gómez Cundíns
pablo gómez REDACCIÓN / LA VOZ

DEPORTES

28 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Tardó Fernando Castro Santos veintisiete años en regresar al Pontevedra, club en el que debutó como entrenador. Como para irse solo cuatro meses después. Aunque se hubiese comprometido a dirigir al equipo gratis. Claro que, en octubre, con Viadero en la calle y el Nécora en Pasarón, el objetivo parecía ser el play off de ascenso. Entonces sí, y solo en ese caso, cobraría. A finales de enero, la Tercera División parecía más cercana que la Segunda.

Tanto, que la directiva granate, en un alarde de esquizofrénica gestión, despidió al de Poio a primera hora de la tarde del día de los enamorados por medio de su vicepresidente y, al anochecer, lo ratificó en su cargo, a través del presidente de la entidad.

Desde entonces, Castro Santos entrena con una espada de Damocles a la que ya parece acostumbrado. Había recibido su primer ultimátum antes del partido contra el Coruxo, tras las derrotas ante el Rayo Vallecano (1-0) y el Castilla (0-2). Lo salvó a medias, con un empate a un gol. Jugada de estrategia. Reyes bota la falta, Castells cabecea y Dani Pendín marca. Después, los vigueses igualaron.

No hubo derrota, pero las dudas se propagaron entre la directiva del Pontevedra. Horas después, despido y readmisión en el mismo día. La amenaza se renovó ante el Universidad de Las Palmas, hace dos jornadas.

Castro Santos estuvo con un pie fuera de Pasarón, otra vez, durante noventa minutos. Pero, en esta ocasión se lo apostaba todo en el césped y no en los despachos. Su jugada fetiche salió al rescate. A saque de falta, en el tiempo añadido y de nuevo Dani Pendín cabeceó a gol y obtuvo siete días más de crédito para su entrenador. Alberto Argibay se mantenía a la espera.

Ayer, Castro Santos y su Pontevedra volvieron a remar a contracorriente. Un tropiezo ante el gallito Celta B en Vigo hubiese dado con el técnico en la calle. Eufemismos aparte, un Pontevedra ultradefensivo cerró el partido tras marcar el único gol del encuentro (0-1). ¿La jugada? Por el libro. Falta ejecutada con acierto que cabecea al fondo de la red, en este caso, el central Castells. El Nécora vuelve a salvarse. Hasta el próximo fin de semana.

Superviviente

Fernando Castro asegura que ya se ha acostumbrado a vivir en el alambre: «Soy capaz de ser piedra angular de un proyecto nuevo a ser cuestionado. El aval del entrenador es el último resultado». Como cuando ascendió al Compostela de Tercera a Primera División. O, sobre todo, cuando hace poco más de tres años, se hizo con un Poli Ejido que se dirigía de cabeza hacia la Segunda B. El preparador gallego y treinta y seis puntos en la segunda vuelta obraron el milagro. A lo largo de su trayectoria, Fernando Castro Santos triunfó en Braga, pero los terremotos de Vigo, Sevilla y Tenerife y Leixôes intentaron soterrarle en las profundidades del fútbol. Hasta el momento, no lo han conseguido.