En las finales, Federer y Nadal, en las rondas decisivas, Murray, Soderling y Djokovic, y a la espera, Verdasco, Roddick y compañía. El tenis muestra una foto fija desde hace unos años. Marin Cilic es el único jugador del top-20 por debajo de los 23 años. Falta savia nueva, una generación que amenace el status quo del circuito. Todos los que pasaron a octavos el viernes eran rostros conocidos, con los 23 cumplidos. Ayer fue el día de los agitadores y se colaron en octavos dos raquetas emergentes. Uno viene anunciando desde hace tiempo su alternativa, Alexandr Dolgopolov, que ganó al francés Jo Wilfried Tsonga, finalista en el 2008, por 3-6, 6-3, 3-6, 6-1 y 6-1, y se enfrentará ahora con el sueco Robin Soderling, que superó al checo Jan Henrych por 6-3, 6-1 y 6-4. El ucraniano, de 22 años, fue uno de los dos únicos que osó ganarle un set a Nadal en la última gira de tierra. Tiene un discurso diferente al del común de los pegadores actuales, un talento que le distingue del resto. Todavía vive en el puesto 46 del ránking, pero pide paso tras alcanzar ya en Melbourne su mejor resultado en un major.
La otra sorpresa la protagonizó Milos Raonic, al tumbar al ruso Mijail Youzhny, 10 del mundo, por 6-4, 7-5, 4-6 y 6-4.
Jugará ahora con David Ferrer. De solo 20 años, el canadiense nacido en Titogrado (Montenegro) es sobrino del vicepresidente del país. Lo entrena en Barcelona el ex tenista asturiano Galo Blanco gracias a un contrato con la Federación Canadiense de Tenis.
Canadiense de origen montenegrino, Raonic, de 20 años, entrena en Barcelona
El ucraniano Dolgopolov tumbó a Tsonga y rompe su techo en un grande