Un mal Breogán sucumbe ante el Oporto de Moncho López

Marcos Piñeiro O PORRIÑO/LA VOZ.

LUGO

Los lucenses, que no estuvieron acertados en el tiro exterior, pierden su primer partido de preparación

16 sep 2010 . Actualizado a las 03:29 h.

Un pésimo porcentaje en tiros de tres (3 de 15), la mala dirección en el juego de los bases lucenses, y en general, la desidia de su plantilla, provocaron la derrota del Leche Río ayer en Porriño ante un buen Oporto. Se echaron en falta las supuestas metralletas que han de blandir dos jugadores de referencia como Hayes (con dos air balls -ni aro- en su haber) y Feldeine. A tal punto llegó el hundimiento lucense en el último cuarto, que Domínguez, desquiciado, gritó ante el silencio de todo el pabellón que el juego lucense era una vergüenza. Todavía se está en la pretemporada, pero ayer el Breogán ofreció demasiadas dudas.

El Leche Río comenzó el encuentro mostrando un buen acierto en ataque, aunque bien contrarrestado por un porcentaje de tiro aún mejor de los portugueses, que además, corrieron el contraataque mejor que los lucenses. Al final del primer cuarto los lusos ganaban por 7. En general, los de Domínguez sufrieron en las rotaciones, amén de ofrecer un ataque espeso y previsible, con pocos bloqueos efectivos y aún menos continuaciones en éstos, lo que facilitó las labores defensivas del Oporto.

En el segundo cuarto, la mala dirección en ataque de los bases lucenses, incapaces de acertar en ningún pick and roll, llevó al Porto a una diferencia de 12 puntos. Una pequeña reacción celeste les permitió situarse sólo 3 abajo a falta de un minuto para el descanso. Un espejismo. Ogirri colocó el 50-41 en el luminoso sobre la bocina.

El tercer cuarto supuso el hundimiento del Breogán, que mostró evidentes síntomas de apatía. Un recital ofensivo del Oporto alejó a los lusos definitivamente en el marcador. Al final, el último cuarto fue un simple funeral para el Breo, que, desquiciado, no fue capaz de concentrarse en el juego, abrumado por su propia actitud y la bronca de su entrenador.

Los jugadores exteriores lucenses no marcaron la diferencia. Por contra, el jugador breoganista más destacado fue Cliff Brown, un 2.01 que lo hace muy bien: rebotea arriba y abajo, se mueve bien, tira bien y lucha sin cesar. Con 27 de valoración. Es la esperanza lucense.