Los hispalenses dan un gran paso para la conquista de su segunda Supercopa tras superar el gol inicial de Ibrahimovic.
15 ago 2010 . Actualizado a las 03:46 h.El Barcelona tiene un estilo. Puede jugar Messi con sus ocho compañeros campeones del mundo, o un Barça B, que va a ofrecer el mismo espectáculo. Aunque pierda, como lo hizo por 3-1 ante el Sevilla en la ida de la Supercopa. Es la forma de ser de Pep Guardiola. Con cuatro jugadores del filial, y otros que son teóricos suplentes, dio un recital de movilidad y eficiencia, aunque sólo en la primera mitad. Para la segunda parte, la eficacia cayó del lado nervionense.
Con 35 grados a la hora del comienzo del encuentro, el calor y la humedad no ayudaron tampoco. Ni siquiera saltó en el once titular Messi. De la parsimonia de unos y la típica falta de preparación de estas fechas sólo la calidad azulgrana logró romper la relajación. Tardó 20 minutos, pero fue suficiente. Maxwell devolvió la confianza de su entrenador con una gran jugada que culminó Ibrahimovic anteponiéndose a los centrales hispalenses.
El tanto relajó los nervios de los zagales catalanes, nerviosos ante su primera aparición seria. El Sevilla, ni podía, y casi, parecía que ni quería. Porque Luis Fabiano, sólo en la delantera debido al sistema del trivote usado por Antonio Álvarez, estaba más preocupado en saber si al final se marcha al Olympique de Marsella.
Uno de los nuevos fichajes, Dabo, no estaba en su posición natural y acabó desbordado por Daniel Alves. La afición, incluso, silbaba a los suyos. Unos a Romaric, quien ya no tiene perdón tras dos años de excesos, falta de profesionalidad y pesimismo deportivo. Otros, por su parte, dirigían su enfado al palco, ante la cuestionable planificación de principios de campaña. Sea como fuera, al descanso se llegó con más ocasiones barcelonistas que andaluzas.
A la vuelta de vestuarios Álvarez tuvo que leerle la cartilla a los suyos. Los de Nervión salieron con otra actitud. También es cierto que ayudó la entrada del Cigarini por el inoperante Romaric. La prueba fue que nada más comenzar Renato tuvo en su cabeza el empate. Pero no importó el fallo del brasileño, ya que acto seguido Luis Fabiano demostró por qué es el mejor '9' que puede tener el Sevilla y marcó por debajo de las piernas de Miño.
El 1-1 dejó las puertas abiertas a que el Sevilla jugara con más fluidez. Caso distinto el del Barcelona, que con la entrada de Messi pareció perder fuelle, más que ganar credibilidad. Esto se manifestó en el ecuador de la segunda parte, cuando una gran jugada de Navas, que está a un nivel superior al resto, y Negredo sirvió para que Kanouté rematara en línea de gol y culminara la remontada.
El Pizjuán, ahora sí parecía una fiesta. El Sevilla se hacía grande y el Barcelona, con más teóricos titulares que al comienzo, se volvió más pequeño. Ni siquiera el nuevo Iniesta de la Massía, Thiago, logró ayudar a mejorar la imagen de un Guardiola que hasta tuvo que quitarse la chaqueta de lo mal que lo estaba pasando.
La calidad arriba de los hispalenses terminó imponiéndose en el tramo final, cuando Kanouté hizo doblete tras otra demostración de fuerza de Navas. El Sevilla se lleva el primer set de la Supercopa de España, aunque la vuelta, con el Barça de gala, todo puede pasar.
Sevilla: Palop; Konko, Fazio, Escudé, Dabo; Navas, Zokora, Romaric (Cigarini, m. 45), Perotti; Renato (Kanouté, m. 64) y Luis Fabiano (Negredo, m. 71)
Barcelona: Miño, Alves, Milito (Adriano, m. 80), Sergi Gómez, Abidal; Oriol Romeu, Jonathan dos Santos (Thiago, m. 66), Keita; Bojan, Ibrahimovic (Messi, m. 53) y Maxwell.
Árbitro: Muñiz Fernández (colegio asturiano). Mostró amarillas a: Zokora, Alves, Dabo y Cigarini.
- Goles: 0-1: Ibrahimovic, m. 20; 1-1: Luis Fabiano, m. 61; 2-1: Kanouté, m. 73; 3-1: Kanouté, m. 82