Contador, un poco más cerca del Olimpo

Mariluz Ferreiro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El ciclismo español ha conquistado diez de las últimas veinte ediciones disputadas de la «grande boucle»

26 jul 2010 . Actualizado a las 15:27 h.

Después de 3.642 kilómetros, Alberto Contador levantó sus brazos hacia el cielo de París. Otra vez. De nuevo contempló los Campos Elíseos desde el lugar más alto del podio, por encima de Andy Schleck y de Denis Menchov. Con solo 27 años, el madrileño ha sumado su tercer Tour y su quinta gran vuelta. El último fue un triunfo ajustado, bañado en lágrimas después de una crono agónica, con suspense inesperado. Quizás ese sufrimiento encierre más de una lección para el campeón. En la capital francesa ganó al esprint esa fuerza de la naturaleza llamada Mark Cavendish, que se llevó cinco etapas. Pero el paseo triunfal y el brindis con champán fue para Contador.

La fiesta española pudo ser mayor. Soñó Samuel Sánchez con el podio hasta la crono de Burdeos, que relegó al campeón olímpico al puesto más amargo de todos, el cuarto. Pero Contador apuntaló la jerarquía del ciclismo de España, que acapara diez de las últimas veinte rondas francesas. Las últimas cinco ediciones disputadas han sido para España y con tres corredores diferentes: el propio Contador, el gallego Óscar Pereiro y Carlos Sastre. Y en estos años los españoles también han dejado su huella con triunfos de etapas en escenarios con historia. En la edición que concluyó ayer fue Purito Rodríguez el que levantó los brazos tras superara a Contador en Mende.

Cerca de los mitos

Solo nueve corredores han cruzado la barrera de la victoria en un tercer Tour. Cinco de ellos la sobrepasaron ampliamente y figuran en los altares de la grande boucle . En esa particular cumbre moran con la categoría de leyenda Lance Armstrong, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Indurain. Justo en el escalón inferior se encontraban Philippe Thijs, Louison Bobet y Greg Lemond, con tres triunfos. Hasta ayer, cuando también se subió a ese exclusivo peldaño Contador, que aguarda en la antesala del Olimpo.

La cuarta victoria se presenta como la gran frontera de esta carrera. Todos los ciclistas que la conquistaron no pararon ahí y, con el impulso de la posteridad, marcaron una quinta muesca en su palmarés. Salvo Armstrong, que elevó la apuesta y asombró con sus siete triunfos consecutivos.

Los veteranos que han ido quemando rondas francesas aseguran que esta prueba es caprichosa como ninguna, nunca se deja domar y elige a sus corredores, devorándolos o amándolos sin contemplaciones, ignorando otras hazañas. Pero, en lugar de ser la radiante excepción, el Tour de Contador parece la rutinaria norma. Porque es una pieza más del imponente mosaico de éxitos del deporte español. Parte del brillo de esta espléndida edad dorada procede de los destellos del maillot amarillo que viste al vencedor de la más grande de las carreras ciclistas.