La leyenda en activo de las traineras

X.?R. Castro REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

Kasapo se subió al barco de Amegrove en 1981 y con 45 años cumplidos aún no se ha bajado. En tres decenios ha vivido en primera persona el cambio radical del remo

17 jul 2010 . Actualizado a las 02:42 h.

Es historia viva del mundo de las traineras en Galicia. José Antonio Álvarez Padín, alias Kasapo, puede contar en primera persona la evolución competitiva de uno de las manifestaciones deportivas más autóctonas. Comenzó a remar en 1981 en Amegrove y casi tres decenios después sigue en la bancada. Con 45 años es uno de los abuelos de la Liga Galega, pero para nada piensa en la retirada. Porque tiene fuerzas para seguir, pero también porque este fin de semana su equipo puede alcanzar el liderato con permiso de Meira.

«Agora danche complementos nutricionais se che fan falta e antes o que facían era levar viño tinto, chourizos e empanadas para as regatas. Estabas adestrando e xa quedaba alguén en terra preparando unha sardiñada ou un churrasco. Aquelo era máis festa que outra cousa». La lapidaria frase de Kasapo recoge del modo más literal la evolución del mundo de la trainera en los últimos treinta años. Comenzó en Amegrove por casualidad, porque un compañero lo invitó a probar y se quedó atrapado por el magnetismo de la bancada.

Eran tiempos de trainera y remos de madera, de delimitar el campo de regatas con un simple compás que podía provocar una diferencia de 40 metros entre una calle y otra, de un par de entrenamientos semanales y de una temporada que a duras penas comenzaba en abril y que se circunscribía a las citas que organizaban las comisiones de fiestas de los pueblos con más tradición pesquera. «Non había unha competición como tal, as regatas as organizaban con motivo dalguna festa nas localidades que tiñan tradición». En aquel mapa pretérito ya aparecía Meira, Tirán con sus dos equipos (San Juan y Remedios), Cabo y Muros, la cuna del banco fijo conjuntamente con O Grove.

La anécdota de su vida

Por aquella época le sucedió la anécdota de su vida en el mar. La niebla los dejó sin referencia visual en A Guarda y cuando al fin llegaron a puerto ya se preparaba un barco para salir al rescate. «Saímos un día oa mar, pechouse de néboa e non viamos terra, esperamos media hora ata que vimos a punta do muelle e logo fomos para dentro. Cando estábamos entrando xa estaba saíndo un barco para irnos buscar», rememora Álvarez Padín.

Ahora, cuando ha superado los cuarenta y después de una jornada a pie de obra como albañil, le toca ejercer de profesional de la trainera seis días a la semana, competición sábados y domingos incluida. «Agora todo é máis serio e profesionalizado, adestras doutro xeito, con material mellor e ata con analíticas. Dende logo que prefiro estes tempos. O corpo está acostumbrado e non te cansas», dice.

A lo largo de este tiempo solo cambió de camiseta en una ocasión, en el 2002 cuando estuvo en el vecino Mecos, pero al año siguiente ya volvió para su Amegrove de toda la vida. En la embarcación amarilla vio alumbrar el nacimiento de la Liga Galega, la competición que ha ido creciendo, consolidando y dando al remo otra dimensión.

La ilusión de O Grove

Y con Amegrove puede hacer historia en el 2010. La embarcación afronta el fin de semana a dos puntos del líder y actuando en la matinal del domingo (11.30 horas, Vtelevisión) como local. «Na casa -indica- tes que facelo ben e eso parece que te agarrota, aínda que levamos uns anos que estamos facendo boas regatas como locais». El dato, unido a la ilusión que ha despertado en el equipo los últimos resultados, lo llevan a ser optimista, aunque a él, por veteranía le corresponde poner el punto de cordura. Kasapo ha competido en la previa de La Concha, ha estado en más de un Campeonato de España y ha visto en primera persona la pasión que despierta el remo en el Cantábrico.

Pero pase lo que pase con Amegrove en la Liga no se pone fecha de caducidad. «Atópome ben, ven xente xoven por detrás, pero non me aplastan, e polo tanto vou a seguir». La última virada está muy lejos.