El Lugo se apaga en la despedida

Marcos Pichel LUGO/LA VOZ.

CDLUGO

10 may 2010 . Actualizado a las 12:19 h.

No pudo tener el Lugo una despedida de curso más apagada. Perdió por un solitario gol ante un Sestao que se jugaba la vida y que, ni aun así, se libró del descenso. La victoria podría haberle otorgado el premio de consolación de la Copa, porque se dieron los resultados adecuados, pero ni eso.

Era el partido de la despedida, pero sobre el campo los equipos ofrecían un preámbulo de las vacaciones. Porque nació muerto, salvo por los intentos del Sestao de resucitarlo. Una mezcla entre la tensión de un conjunto vizcaíno, temeroso, y una aparente relajación del Lugo. Mediocampismo atascado alrededor del círculo central del que nadie salía. Los más beneficiados, los porteros, que oteaban desde la lejanía el embudo en el que se ahogaban sus compañeros. El ritmo, escaso, y las bandas, inutilizadas.

Sólo en contadas ocasiones retomaba el Lugo su proverbial circulación de balón. Algunos futbolistas pasaron inéditos, sin conseguir contactar con él. El caso de Sergio, sustituido en el descanso sin la posibilidad de despedirse del público, fue paradigmático. Al de Portomarín no le llegó una sola pelota en condiciones en toda la primera mitad. Quienes deberían surtirle, los dos extremos, Mauro y Manu, también pasaban desapercibidos. Apenas Losada hacía algo, pero atragantándose con el cuero en los pies.

El atasco se causaba, sobre todo, porque el conjunto verdinegro siempre dejaba cinco jugadores por detrás de la pelota. Sus salidas hacia adelante siempre quedaban bien resguardadas para impedir al Lugo progresar. Esperaban, robaban, y salían a la contra, pero sin excesiva convicción, algo que se acrecentaría con los minutos.

Tampoco es que el Lugo les concediera demasiadas opciones. Aunque en la primera, Etxabe consiguió profundizar y marcar ante Escalona. Eso sí, había partido de situación de fuera de juego. Los de la margen izquierda preferían forzar faltas cerca del área, provocar situaciones de balón parado. Así crearon su mayor peligro, sabedores de que los balones colgados han sido un problema para los rojiblancos todo el curso. Y así consiguieron su gol, con el tiempo de la primera parte cumplido, en un fallo de despeje tras un córner, que Larrazabal fusiló desde la media luna.

A partir de ahí, toda la segunda parte, los de Setién se toparon contra un inmenso muro. Ni la entrada de Antas para jugar entre líneas conseguía romperlo. A los vascos les iba la vida en su defensa numantina, y en algún momento se les fue la mano, como en la entrada a Cristóbal que le costó la roja a Eizaguirre, lo que les dejaba con uno menos para el final. El Lugo los acorraló, y Losada, Maikel y Manu pudieron empatar, pero el 0-1 permanecería en el marcador.