Triste epílogo para un 2009 horrible

FERROL

Pablo Infante, inmenso al liderar al equipo castellano, desnudó las carencias del conjunto verde

21 dic 2009 . Actualizado a las 12:26 h.

Cuatro entrenadores, un triste final de la temporada pasada, un pésimo arranque de la actual en zona de descenso a Tercera, las eliminaciones ante el Rayo B y el Cerceda en la Copa Federación y ante el Flavia en la Copa Diputación, y jornada tras jornada a la deriva llevaron a un pésimo epílogo de un 2009 horrible para el Racing. Perdió ayer ante el Mirandés en un partido raro, condicionado por la injusta expulsión de Juan y el arbitraje, pero que enciende otra vez todas las alarmas antes de un parón interminable de la liga.

El partido quedó condicionado a los once minutos por una expulsión algo infantil de Juan Martínez. Con una eternidad por jugar, el Racing resultaba tocado. El cielo se abrió para el Mirandés, un equipo listo, rápido, dispuesto a aprovechar cualquier favor. Mandó durante un buen rato ante un equipo al que le costó adaptarse a la nueva situación en inferioridad. Aunque el primer gol cayó tras una falta botada por Candelas y un rebote extraño. Al frente de la ofensiva del Mirandés se situó Pablo Infante, cómodo entre líneas, letal para dar pases a sus compañeros, inmenso durante todo el primer tiempo.

Luisito retrasó a Rubén para facilitar la salida del balón, sentó a Castiñeiras y metió a Sahnoun para mover al equipo. Y el francés lideró una tímida reacción del Racing. Cabeceó con intención un córner, disparó desde la frontal, y se ofrecía y se ofrecía en ataque.

Pese a la mejoría, Pablo Infante dio unrecital. Seguía muy suelto. Tanto como para mandar un balón en profundidad a Tato, que dribló a Reguero y envió un disparo que salvó Jonathan, como para dar un buen taconazo para Agustín, que tiró fuera, y como para probar a Reguero con una falta a la escuadra. En el consiguiente córner llegó el extraño 0-2, con un gol fantasma -que parecía señalizar el asistente de tribuna, Guerra López, con el banderín levantado- y varios rechaces que terminaron con un tanto en propia meta de Sahnoun.

Al rato, el marcador hizo algo de justicia al Racing cuando Sahnoun y Carlier volvieron a asociarse. El primero botó un centro y el segundo la paró con el pecho y marcó a la media vuelta.

Voluntarioso, el Racing tenía que remar contracorriente, y Pablo Infante siguió a lo suyo. Gestó el tercero en otra jugada extraña. Se plantó ante Reguero, soltó el balón, Rubén lo metió en propia meta y el árbitro pitó penalti. Agustín transformó el 1-3.

El Racing fue consumiéndose como una vela, y Pablo Infante seguía y seguía como el conejito de Duracell. Sobrado, en el 69 volvió a retar a Reguero, lo superó y su tiró pegó en la parte exterior del poste. El resto sobró, en una tarde fría que dejó gélida a la afición.