Elías Domínguez alcanza su primer triunfo en la Vig-Bay más concurrida

X.?R. Castro

DEPORTES

30 mar 2009 . Actualizado a las 11:31 h.

A la décima fue la vencida. Tanta persistencia merecía un premio y Elías Domínguez lo encontró en su prueba de siempre. Inscribió por primera vez su nombre como ganador de la Vig-Bay, una media maratón que él más que nadie vio crecer en primera persona. Fue el primero entre los más de 3.000 participantes que confirmaron a la prueba viguesa como el tercer gran evento atlético en la tierra de las populares.

Elías ganó con el tiempo previsto (1h.07m.22s.) un registro que pone de manifiesto la dificultado de la Vig-Bay, máxime en un día de frío y viento racheado, el peor enemigo de los atletas. Cierto que en la línea de meta no había ningún africano que imprimiese un ritmo infernal, ni maratonianos de renombre (porque para la organización de la prueba prima lo popular por encima de todo lo demás), pero el corredor vigués temía la amenaza portuguesa. Y Manuel Valente a punto estuvo de jugarle una mala pasada cuando en el kilómetro 9 realizó un cambio de ritmo inesperado y obligó a Elías a apurar el paso para poder neutralizar el amago de corte. Ya en las calles de Baiona, a quinientos metros de la meta pegó el hachazo definitivo.

Diluida en una marabunta de piernas con vello, llegó la primera mujer a meta. Esther Álvarez, una ovetense procedente del mundo del cros. Le sacó un minuto a Dierdre McDdermont, una oleirense de adopción y casi cinco a la tercera, Raquel Suárez Pedrosa. Su segundo apellido le delata. Es la hija de la gran Esther Pedrosa, uno de los mitos vivientes del atletismo gallego.