El Dépor regala una fiesta a Riazor

Rubén Ventureira

DEPORTES

Marcaron de nuevo dos defensas, pero también lo hizo, de testarazo soberbio, el punta Bodipo

22 dic 2008 . Actualizado a las 13:03 h.

El Dépor se dio un fiestón para despedir el año que vivió peligrosamente. Un 2008 que empezó en el furgón de cola y acaba en limusina, como el primero de su Liga, que es la de los modestos. Cerró el año de la resurrección una exhibición frente al Recre, que apesta a Segunda. Es un equipo de talla solo en cuestión de centímetros, y con eso no basta porque, como dijo El Diego , el fútbol es el único deporte en el que un gordo bajito puede ser el mejor del mundo. O un bajito liviano, como Guardado, el mejor del Dépor.

Los coruñeses ofrecieron de inicio diez minutos huracanados. En vez de nuevo partido, pareció la continuación del Dépor-Nancy del miércoles, que había acabado en acoso y derribo. Cinco ocasiones en ocho minutos, incluida una madera de Verdú. Así empezaron los locales. Como una ola fiera del Orzán. El botín llegó, otra vez, a la salida de un córner, y, de nuevo, traído por un zaguero. En el minuto diez, a Lopo, que había estado a punto de marcar poco antes, le rebotó un balón mal golpeado por Zé Castro. 1-0. Diez minutos después, a Filipe se le escapó la pelota y le salió un soberbio pase al hueco involuntario que llegó a Lafita, derribado clamorosamente en el área. En la misma portería que Agulló hizo su gol de moviola, Sergio tuvo que batir dos veces a Riesgo, ambas por el mismo lado, pues el árbitro anuló su primer tanto por ejecutar la paradinha .

Veinte minutos, 2-0, y aroma a chosca. Pero el fútbol es tan extraño que el Recre halló el gol en su primera llegada clara. En vez de optar por el doble acierto, Turienzo eligió el doble error, para dejar semicontentos a todos. No mostró la merecida roja a Aranzubia, que derribó a Marco Rubén fuera del área, pero pitó un inexistente penalti, pues la acción fue allende el área.

Con 2-1, el Dépor se fue de vacaciones anticipadas. Se sucedieron los errores defensivos, pero el Recre no aprovechó esos despistes de los blanquiazules, que cerraron la tienda de regalos al filo del descanso, cuando Filipe ideó una magnífica rosca que Bodipo, justo en los 25 años del España-Malta, remató a lo Santillana. Aún pudo marcar el cuarto Verdú, de nuevo a preciso centro del inagotable Filipe.

Tras un primer tiempo que (minutos tontos al margen) rozó lo primoroso, la segunda mitad fue un quiero y no puedo porque no sé del Recre, al que no le funcionó ni el recurso a las meigas, o sea, a Javi Guerrero, azote tradicional de mallas blanquiazules. Basta decir que el único disparo del madrileño acabó en saque de banda. Aunque con unas marchas menos, el Dépor quiso seguir llevando la iniciativa, y lo hizo por medio del hiperactivo Guardado, que unió una rabona y un taconazo a su habitual repertorio de centros al área. Si el mexicano llega a nacer alemán sería la estrella de la selección teutona, con querencia histórica a tirar centros a rematar por el pánzer de turno. La banda izquierda (donde Filipe se sumó a la fiesta de Guardado) y Verdú, que aportó pausa y disparo, protagonizaron el segundo acto.

La afición vivía el partido de ovación en ovación. Y justo cuando se estaba aplaudiendo la remontada del Numancia al Valladolid, Aranzubia, que generó un gol de los de Pucela al errar en un saque rápido, se resarció de aquella acción. Oteó a Omar, se la puso larga con el pie, el mexicano recibió y abrió a la izquierda, donde irrumpió en estampida Filipe. El brasileño, que es el jugador de campo blanquiazul que ha disputado más minutos, llegó como una moto Botana y resolvió con la delicadeza de un bailarín del Bolshoi. Su vaselina puso broche de oro a un año en el que el Dépor (qué lejano parece ahora aquel susto) temió irse a la categoría de plata.