Nadal gana un Wimbledon memorable

José María Guimaraens

DEPORTES

La amplitud de recursos de ambos deslumbró a los 15.000 aficionados que abarrotaron la pista central

03 sep 2008 . Actualizado a las 13:25 h.

Rafael Nadal se ha consagrado como campeón sobre la hierba de Wimbledon después de su quinta comparecencia en el torneo. En la final más larga de la historia de la competición (duró 4 horas y 48 minutos) se impuso a Roger Federer por 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7. El balear segó de cuajo las aspiraciones de un Roger Federer, líder mundial, que aspiraba a lograr su sexta victoria consecutiva en el césped londinense. En todo caso, el partido entre los dos primeros del mundo puede ser considerado como un espectáculo de absoluta fantasía. Los dos tenistas brillaron a la máxima altura y ofrecieron una demostración de su envidiable dominio de todos y cada uno de los golpes que utilizan para tratar de batir al adversario.

Como en el circo, uno y otro finalista lograron aquello del más difícil todavía. Los tiros cruzados, los paralelos y las bolas rasas hasta la exageración, con la dificultad de respuesta que ese recurso conlleva, cautivaron a los 15.000 aficionados que abarrotaron las gradas de la pista central. A todo esto hay que añadir otra seria dificultad para los dos: la fuerza del viento.

Dominar la bola con remolinos de aire no es nada sencillo, y Federer y Nadal acertaron en la consecución de tiros inesperados desde ángulos insospechados. Como premio a su esfuerzo, el campeón recibió 952.500 euros y el finalista 476.250. El último jugador en hacer un doblete (victorias en el mismo año en Roland Garros y Wimbledon) había sido el sueco Bjorn Borg, en 1980.

Nadal desarrolló un trabajo propio de los grandes campeones, de los que han pasado a la historia como míticos de la raqueta. Se impuso con autoridad en los dos primeros sets de un partido que se interrumpió dos veces y empezó más tarde de lo previsto a causa de la lluvia, y obligó a Federer a llegar al desempate para vencer los dos siguientes. En el cuarto tuvo el español el partido en la mano, pero no logró su objetivo.

Tras lograr el punto definitivo en otro apretado quinto set, Nadal se dejó caer de espaldas sobre la pista. Después, en un alarde de velocidad, subió hasta el palco donde se encontraban sus padres, con los que se fundió en un emotivo abrazó.