Isidro Silveira, el presidente del Racing, declaró ayer que los hermanos Juan y José Veiga no quieren seguir como entrenadores del Racing. En la tarde del martes, tras reunirse con los hermanos Veiga, el presidente dijo que el desacuerdo era solo económico, aunque está claro que no es cuestión de dinero sino de que los Veiga consideran que su ciclo en el equipo ferrolano acabó.
El mandatario racinguista declaró ayer que los Veiga no quieren seguir entrenando al Racing porque no se sienten queridos y apoyados por la afición racinguista. Añadió que el año de contrato que le restaba por cumplir a los hermanos Veiga era solo verbal, aunque para las dos partes valía como si estuviera firmado, de ahí que los Veiga pidieran al presidente racinguista romper el compromiso: «Nos dijeron si podían romper el contrato porque el ambiente que había en la ciudad contra ellos era malo, sobre todo por los que gritan. La gran mayoría, los que los queríamos no protestamos, protestan los que no los quieren y también hay periodistas que no quieren que sigan en el club y sacan historias como las de Tito Ramallo, etc.».
Isidro Silveira añadió que la marcha de los hermanos Juan y José Veiga era: «Una pena para el Racing y sobre todo para mí. Su decisión me afectó mucho ya que yo los tengo en mucha estima y pienso que el Racing con ellos sería mucho mejor. Pero bueno, ahí estamos, los listillos esos que hay por ahí lo único que hacen es perjudicar al Racing».
Parece que en la reunión del martes por la noche Isidro Silveira trató de convencer a los técnicos para que se quedaran, que incluso pidieron unos días para pensárselo, sin embargo en la mañana de ayer hablaron con el presidente para decirle que no seguirían.
Si es verdad lo que ayer declara el presidente, lo sorprendente es que dos técnicos como ellos, con más de un centenar de partidos en Segunda División, se vengan abajo porque un pequeño grupo de aficionados los abuchea o por las malas críticas en la prensa. Es algo que va en el cargo y que todos los entrenadores saben, como también saben que cuando las cosas van mal ellos son los que pagan el pato y no los dirigentes que se equivocan al fichar a los jugadores o que los burros son ellos y no el delantero que falla un gol cantado delante del portero rival.