El Celta cierra una temporada para olvidar deambulando por Balaídos

X.R. Castro

VIGO

Canobbio adelantó a los locales pero al Alavés le bastaron tres minutos para remontar y salvarse

16 jun 2008 . Actualizado a las 11:25 h.

Ni con primas, ni con alianzas ni buena vecindad, ni por una despedida digna, ni ... por nada. El epílogo liguero fue el fiel reflejo del deambular del Celta por la Liga esta temporada. Un tiempo aceptable, y otro deplorable. Momentos lúcidos y apagones prolongados. Como ha pasado a lo largo de toda la temporada, los vigueses comenzaron ganando pero en tres minutos permitieron al Alavés, que nada había demostrado, voltease el marcador y firmarse la salvación en detrimento del Racing. Si el Celta fue incapaz a lo largo de todo el curso de auxiliarse a sí mismo como iba a ayudar a los demás.

Y eso que el Alavés más parecía que venía de paseo a Balaídos que a salvarse. Al Celta no le costó nada de inicio marcar el paso del partido, dispuso de las ocasiones más claras y marcó un gol de bandera con la firma de Fabián Canobbio. En el día de las despedidas, dos de los que dicen adiós dejaron evidencia de su calidad. Núñez centró desde la derecha con sutileza y el charrúa sin dejar caer el balón batió a Bernardo con un disparo seco y cargado de efecto.

Con el marcador a favor el Celta controló la contienda en el centro del campo, casi nunca pasó apuros en defensa y a la contra pudo ahondar en la herida alavesa. Pero el línea sancionó un par de fueras de juego de Perera y Guayre puso cara de indulto cuando se topó con un balón colgado delante de Bernardo.

Tanta era la debacle del Alavés, que Salmerón tuvo que mover pieza antes del descanso. Los vitorianos se jugaban la vida, pero apenas deambulaban por el campo. Un disparo de Sergio desde la frontal a la media hora fue el primero y el único aviso blanquiazul.

Un poco de intensidad, sentido del contragolpe y posicionamiento defensivo estaban bastando al Celta para dar intentar poner a salvo su profesionalidad y hacer de paso un favor a su vecino del norte. Pero quedaba el segundo tiempo, la trampa mortal del equipo a lo largo de todo el curso.

De inicio la actitud de los vascos no mejoró en el segundo tiempo, pero el Celta fue a menos. Encontró espacios pero no tenía excesiva gana de administrarlos y a medida que pasaban los minutos el manido bajón físico aumentaba de dimensión. Lo vio Salmerón agotando sus cambios y Aganzo para empatar con suma facilidad. Estaba solo en el área pequeña para empujar el balón a la red tras un centro. Y como ha sucedido en multitud de ocasiones, el rival tardó lo justo en culminar la remontada. En tres minutos los celestes perdieron un balón, Aganzo centró y Gabri marcó el tanto que salvaba al Alavés. El 1-2 mosqueó y de que manera al celtismo ya que el resultado condenaba al Racing al descenso.

No sirvieron de nada los abucheos, porque los vitorianos siguieron atacando y en la oportunidad siguiente apuntillaron. Lo hizo el ex céltico Toni Moral marcando de falta directa. Con la salvación atada al Alavés le bastó con dormir el partido. El tanto de Núñez, un golazo de falta, solo sirve para cerrar la temporada.