Xisco: «Al llegar al vestuario me decían si era la venda la que me dio suerte»

DEPORTES

31 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Francisco Jiménez Tejada, Xisco, (Palma de Mallorca, 1986) se licenció ayer en fútbol de Primera División. El delantero, que arrancó su carrera dando el salto hacia A Coruña y se aupó al primer equipo de la mano de Javier Irureta, logró ayer un hat trick que le consagra como delantero profesional, algo que ya se sospechaba después de su cesión al Vecindario. En las islas Canarias, Xisco dio un salto cualitativo en su formación y aprendió, además de conceptos técnicos y tácticos, a competir y a encontrar el camino del fútbol de élite.

Así lo explicaban a finales de julio sus allegados futbolísticos, cuando el ariete se jugaba un puesto en los planes del debutante Lotina. Ahora, el vasco le ha elegido como el primer delantero del equipo. Lo mismo que había hecho Joaquín Caparrós hace catorce meses, cuando reclamó por vía urgente su regreso al Deportivo cuando estaba jugando de prestado en el Vecindario.

Miguel Ángel Lotina ya decía en Vilalba que veía un Xisco muy competitivo. «Ahora le da más importancia a ganar», explicaba el vasco. Tácticamente, dibujaba mejor los desmarques y el equipo se beneficiaba de su esfuerzo en la presión. El gallego Fernando Castro Santos lo dirigió en el Vecindario y vio como Xisco crecía futbolísticamente. «Es evidente que mejoró en los controles y en el juego al primer toque. Pero también aprendió a buscarle la espalda a la defensa», argumentaba.

Con todos esos mimbres, Xisco se ha convertido en el máximo anotador del encuentro, con siete dianas. Nunca antes había logrado tres en un mismo partido. Dos, como mucho, en su primera temporada, contra el Zaragoza. Esta temporada, sus víctimas fueron el Murcia, el Real Madrid, el Valladolid y el Valencia, antes de los tres goles que logró ayer.

Bromas con el vendaje

Xisco disputó el encuentro ante el Murcia con un vendaje en la cabeza por un golpe en una oreja sufrido en la jornada anterior, pero no evitó el cabeceo y obtuvo su premio. Al filo de las diez de la noche, se le veía feliz. «Es el primero de mi carrera y no se hace todos los días. Me llevo la camiseta y el balón. Mis compañeros bromeaban diciendo que la venda de mi cabeza me dio suerte. Así que si hay que jugar con venda todos los partidos, se juega», decía. «Da igual quién marque los goles, porque lo importante era ganar, aunque se ha hablado mucho de que los delanteros de este equipo no tenían gol», se quejó.