Un Chip díscolo y veloz en manos de una bella modelo

A CORUÑA

30 ene 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Christian Wilhelmsson (Malmoe, 8-12-1979) es conocido en la Premier League como El Chip por una velocidad endiablada que se cuenta entre sus dos grandes virtudes. La otra es la habilidad con que regatea en la banda este sueco ambidextro que puede jugar también de lateral en una defensa de cinco.

Sus participaciones con su país en el Europeo de Portugal y el Mundial de Alemania dejaron a la vista un amplio repertorio de quiebros, un centro envidiable y el aire fino y estilizado de los extremos de toda la vida, un espécimen en vías de extinción.

El Nantes se lo compró al Anderlecht por 3,2 millones de euros cuando tenía 25 años, pero el club francés se lo sacó de encima enseguida. El Roma fue su primer destino, con mediocres resultados, pero escama más aún su pírrica aportación al Bolton Wanderers, al que llegó esta temporada tras el descenso del Nantes, que no podía asumir su ficha en Segunda División.

Decepcionó en la Premier como ya lo había hecho en el Calcio, donde los tifossi romanos saludaron con idéntico entusiasmo la llegada del habilidoso extremo y la de su mujer, Oksana Andersson.

Para ellos, esta bella modelo y cantante rusa con pasaporte sueco era el revulsivo que necesitaba el equipo. Y la grada. Lotina, que no conocía el detalle, bromeó ayer con el asunto. «¿Una top-model? Me pillas por sorpresa, no tenía ni idea. Las noticias importantes no me las da el club», respondió con ironía a los periodistas.

Tampoco pareció muy preocupado por el carácter díscolo del jugador, castigado en su día por abandonar una concentración de la selección para presenciar un concierto de su mujer y llegar tarde al hotel. Oksana canta en un grupo exclusivamente de chicas bastante popular en Inglaterra. El Chip fue indultado después de sus rápidas disculpas. «Ya tengo el callo hecho. Ha caído en el mejor sitio -ironizó Lotina en alusión a la crisis de los porteros-. Si es buen futbolista y respetuoso con los compañeros, es lo que tiene que ser. Lo demás corre de mi cuenta».