La «Iglesia Maradoniana» es un movimiento internacional que venera al «Pelusa» como «el Dios del fútbol».
18 oct 2007 . Actualizado a las 20:23 h.La «pasión por Diego», el ex futbolista argentino Diego Armando Maradona y la magia que de él emana, llevará a dos parejas de jóvenes mexicanos al altar de la «Iglesia Maradoniana», un movimiento internacional que venera al «Pelusa» como «el Dios del fútbol».
«(Adrián) Me pidió que me casara con él por la Iglesia Maradoniana ahora que la pasión por el Diego nos unía», reveló a la agencia dpa Olivia Pozos, originaria de la oriental ciudad mexicana de Xalapa que actualmente vive en Buenos Aires como parte de un intercambio académico.
Pozos, quien estudia la carrera de ingeniería en elecrónica, dijo que después de varios días de planear la boda, ella y su novio Adrián, un empleado de una empresa de comunicación de Xalapa, se pusieron en contacto con los encargados de la «Iglesia Maradoniana» y fijaron la fecha de la boda para el 29 de octubre.
«Bueno, estamos muy emocionados esperando la gran noche», expresó Pozos, de 22 años.
Ambos y sus amigos Emma Trujillo y Mario Martínez, también originarios de Xalapa, una bella ciudad entre montañas que se localiza a unos 430 kilómetros al este de Ciudad de México, contraerán nupcias en la capital argentina.
Pozos describió que su novio y su futuro esposo es «fanático del fútbol, en especial de Diego Maradona» y que después de escuchar las conversaciones de su pareja y de enterarse de su amor por el deporte de las patadas, ella se adentró «en un mundo que realmente desconocía».
«Todo lo que rodea a Diego, es espectacular y para que yo llegara a comprender un poco de esa magia que él desprende, lo primero que vi fue el mejor gol de la historia, ese gol que Adrián siempre me dice que fue 'un sueño' en el Mundial de 86 (en México) contra la selección inglesa», explicó Pozos.
Añadió que comprender la importancia de ese gol la hizo «entender el por qué de todas esas muestras de cariño hacia el '10', todas esas canciones y poemas (que le han dedicado) se deben a toda la alegría que Diego dejó en las canchas».
En sus comentarios a dpa, Pozos destacó que la emoción de estar en Buenos Aires, de visitar el barrio de la Boca con su peculiar «sabor a fútbol» le hicieron «recordar todo lo que (Adrián) decía del Diego y del equipo de sus amores, Boca juniors».
«Un día inesperado de agosto hablando por Internet, (Adrián) me propuso matrimonio y me pidió que me casara con él por la Iglesia Maradoniana ahora que la pasión por el Diego nos une», contó la estudiante en electrónica.
Pozos relató que para los cuatro es «difícil» hablar con amigos o familiares sobre la boda por la «Iglesia Maradoniana» ya que para muchos es algo descabellado. «Es difícil hacer entender a la gente y mucho más pedir tolerancia. No entienden que a veces el fútbol puede unir a las personas».
«Soy un socio de la Iglesia Maradoniana, porque mi jugador favorito es el Diego», dijo, por su parte, el novio Adrián González.
González explicó que la boda es simbólica. «Vamos a jurarnos amor eterno pisando una pelota (de fútbol) y luego diremos algunos votos».
Añadió que después de la boda tratarán de ir a ver el partido de fútbol entre Boca Juniors y Vélez Sarsfield y vivirán una luna de miel de 17 días y visitarán la ciudad de Rosario.
A su regreso a México, las parejas planean casarse de verdad por la iglesia católica y lo civil.
La «Iglesia Maradoniana» es un movimiento internacional que desde 1998 congrega a los seguidores de Maradona de todo el mundo y que, según ellos, cuenta con más de 80.000 socios en 60 países.
Maradona marcó uno de los dos goles más recordados de la historia de los mundiales, ante Inglaterra, en México 1986.
El 29 de octubre, el grupo de fanáticos celebra «La Navidad Maradoniana» en la cual se brinda por un nuevo año de su dios, denominado año 47 D.D. (Después de Diego).
Maradona se retiró de las canchas tras un superclásico que Boca Juniors le ganó a River Plate por 2-1 el 25 de octubre de 1997 y en el que el ídolo argentino jugó solamente un tiempo y fue sustituido por Juan Román Riquelme.