Suso Fandiño incrusta industria y arte en su propuesta para el Marco

B.?R. Sotelino

CULTURA

25 oct 2008 . Actualizado a las 12:59 h.

«Como por ahora en el Marco no tenemos colección permanente, al menos durante dos meses podemos presumir de tener tres Picassos en el museo», dijo ayer Iñaki Martínez, su director y comisario junto a Agar Ledo, al presentar la exposición en el Espacio Anexo con la que se completa la programación de la temporada.

La muestra de Suso Fandiño, pretende unificar el contraste cultural e industrial de Vigo mediante un proyecto que tras muchas cavilaciones decidió enfocar hacia una de las señas de identidad de la ciudad, la factoría de Citroën, coincidiendo además con la celebración del 50.º aniversario del asentamiento de la planta en Vigo. La empresa ofreció todas las facilidades para materializar un proceso técnicamente complejo consistente en instalar en la sala tres modelos C4 Picasso, de la marca francesa, también cedidos por la empresa, que atraviesan la pared frontal y sobresalen a través de ella hacia el exterior.

El artista y el director del Marco hablaron de referentes como Duchamp, maestro en el uso de objetos que acaban perdiendo su función originaria y se sitúan en los límites entre el arte y la vida; del Manifiesto Futurista, que alaba la belleza de un automóvil de carreras frente a la Victoria de Samotracia, pero se olvidaron de la empresa de accesorios del automóvil que desde hace años luce como reclamo un coche empotrado en su sede en el alto de Puxeiros. El C4 Picasso de Citroën fue una elección relevante por tratarse de un modelo que solamente se fabrica en Vigo y se exporta al resto del mundo, y que incorpora, además, un elemento que amplía su significado. Si el urinario de Duchamp incluía la firma del inexistente R. Mutt, el C4 Picasso contiene la de otro autor incuestionable del siglo XX. La firma se convierte en el motivo conductor de un proyecto que invita a reflexionar sobre la recontextualización de la obra y del artista en el entorno del Vigo contemporáneo.

El hecho de que dos de los Picasso asomen su mitad trasera hacia la calle preocupaba al compostelano Suso Fandiño, más por el hecho de que alguien se pudiese hacer daño que por las «intervenciones» urbanas que puedan sufrir los C4 en las noches de botellón.

Para no levantar sospechas en cuanto a derroches en tiempos de vacas flacas, el director general del grupo PSA Peugeot Citroën en Vigo aclaró que los vehículos cedidos son de uso interno, para ensayos y pruebas, no comercializables. Pierre Ianni también mostró sus satisfacción por el resultado del proyecto, que funde dos identidades y dos referentes locales.

Por otra parte, al hilo de la muestra se estrenará el 21 de noviembre el documental Recuerdos de un vigués de 50 años , del periodista Xabier Fortes, que repasa medio siglo de historia en Vigo en relación a Citroën.