Los mejores ojos del siglo

Miguel Lorenci

CULTURA

La mítica agencia fotográfica Magnum celebra sus primeros sesenta años con un libro excepcional.

11 nov 2007 . Actualizado a las 15:49 h.

Los mejores cazadores de imágenes, los más avisados ojos del siglo, están en Magnum, la legendaria agencia de Cartier-Bresson o Robert Capa. La mítica cooperativa fotográfica cumple sus primeros sesenta años. Para celebrarlo se publica un libro excepcional, Magnum, Magnum (Lunwerg), en el que los 69 fotógrafos que conforman la nómina de este sanedrín de la imagen congelada -entre los vivos y los desaparecidos- seleccionan y comentan entre sí un trabajo que constituye la mejor memoria gráfica del planeta. Son 400 imágenes que hacen bueno el aserto de otro socio de Magnum, el italiano Ferdinando Scianna, quien aventuró que «si la fotografía no es arte, peor para el arte».

Es un volumen de monumentales dimensiones con el que Lunwerg celebra además sus treinta años de andadura editorial. Un libro singular que entra en la historia haciendo historia de la mejor fotografía en sus 545 páginas.

Cada uno de estos superdotados cazadores de imágenes ha escrutado y seleccionado y el trabajo de otro de sus colegas.

Magnum, Magnum incluye así seis imágenes de cada uno de los 69 fotógrafos que han ganado el derecho de estar en la casa en estas seis décadas. El resultado es, según Stuart Frankiln, presidente de Magnum, «una mirada única al corazón, esencia de la mejor agencia fotográfica del mundo».

Cinco locos

Magnun, según recuerda el editor de Lunwerg en España y responsable de coediciones internacionales del sello, Javier Ortega, nació como «una cooperativa soñada por cinco locos que seis décadas después constituye, sin lugar a dudas, el mejor archivo fotoperiodístico mundial».

La leyenda de Magnum, la más portentosa aventura fotográfica del siglo XX y seguramente del XXI, comenzó a fraguarse en el bar de un hotel neoyorquino. Robet Capa, el mejor fotógrafo de guerra de la historia, perseguía un sueño: que los fotógrafos fueran dueños de los derechos de sus imágenes y capaces de negociarlos con los editores en el convulso mundo que salía maltrecho de la segunda guerra mundial.

Capa prendió la mecha y subió al carro a otro gigante de la foto documental, el francés Henri Cartier-Bresson. El quinteto fundacional de Magnum se completó con David 'Chim' Seymur, George Rodger y William Vandivert. Juntos inscribieron en el registro mercantil de Manhattan en mayo de 1947 a Magnum Photos Inc.

La edición española de Magnum, Magnum - cuesta 150 euros- se abre con un prólogo de Publio López Mondéjar, el gran historiador del fotografía en nuestro país, que califica a este legendario quinteto como «apóstoles de la ética humanista».

Unos apóstoles que armados con sus cámaras «se han empeñado en dibujar el rostro del mundo» testimoniando los grandes conflictos, catástrofes, migraciones y acontecimientos sociales del último medio siglo. Una cofradía de magos del 'ojo mecánico' que se llamaron y llaman Cartier-Bresson, Robert Capa, Werner Bischof, David Seymour, Eve Arnold, Marc Riboud, Abbas, René Burri, Bruce Davidson, Raymond Depardon, Inge Morath, Elliot Erwitt, Cornel Capa, Josef Koudelka, Susan Meiselas, Martin Parr, Alec Soth o Jonas Bendiksen, el benjamín, nacido en 1977.

¿La primera española?

Magnum tiene hoy oficinas en Nueva York, Tokio Londres y París y su archivo atesora casi un millón de imágenes de las que se alimentan las mejores publicaciones del mundo.

Estar en la nomina de Magnum no es fácil ni mucho menos rápido y exige el consenso de los titulares. La agencia tiene hoy 46 miembros de pleno derecho, seis asociados, seis colaboradores y otros seis nominados. Entre estos últimos está la española Cristina García Rodero, reconocida mundialmente desde hace años pero que aún espera el beneplácito final del comité de 'seniors' para ser miembro de pleno derecho.

El italiano, Paolo Pellegrin, nacido en 1964 y uno de los miembros más reciente de Magnum -ingresó en 2005-, que ha presentado estos días en España su último libro As I was Dying (Lunwerg), no duda que la española será acogida, «más pronto que tarde' en el seno de la legendaria cooperativa.

Una asociación de genios que tiene mucho de paraíso y algo de infierno. No en vano Pellegrin recordó que una colega definió a Magnum como »ese lugar en el que quieren entrar los que no están y del que quieren salir todos los que están«.