Nicole Kidman: «Ahora me atrevo a correr riesgos»

Angélica Martínez

GENTE

Coprotagoniza con el último James Bond, Daniel Craig, la primera película que rueda en Hollywood el alemán Oliver Hirschbiegel, la cuarta versión de la cinta sobre los extraterrestres ladrones de cuerpos

26 oct 2007 . Actualizado a las 19:57 h.

Nicole Kidman regresa a la gran pantalla con el remake de ciencia ficción Invasión. En la que es la primera película en Hollywood del director de El hundimiento, el alemán Oliver Hirschbiegel, y cuarta versión de Invasión, los ladrones de cuerpos, la poderosa actriz tiene como partenaire a Daniel Craig, el último James Bond. La historia profesional de esta ciudadana del mundo empezó hace más de 20 años, cuando dejó de ser una intérprete desconocida al enamorarse de Tom Cruise, con el que se casó y adoptó dos hijos. El cuento de hadas duró 10 años, pero la ruptura con Cruise no se tradujo en desinterés por parte de Hollywood. Al contrario, Kidman jugó fuerte con una serie de directores extranjeros que dieron alas a su carrera. Uno de ellos fue el español Alejandro Amenábar, a cuyas órdenes hizo la aclamada Los otros. Ganadora de un óscar por Las horas, la actriz vive entre Nashville, Sídney y Los Ángeles junto a su segundo marido, el cantante country Keith Urban.

-«Invasión» ahonda en el poder del amor maternal.

-No fue la única, pero sí una de las razones por las que hice la película. He explorado el amor en otros filmes, pero aquí es el poder del amor extremo. En ese aspecto, Invasión se parece mucho a Los otros, aunque aquí mi personaje trata de hacer lo que haría cualquier padre: mantener a tu hijo cerca y a salvo. Hacer esta película nace de mi amor como madre. Lo que contamos me emociona mucho y lo que yo quiero con mis trabajos es emocionar al público. Mis personajes me alimentan en mi búsqueda constante de entender el amor, todos los tipos de amor. Ese poder me fascina, me atrae mucho. Tengo dos hijos y entiendo lo que significa protegerles, el amor incondicional.

-¿Disfrutó siendo la madre del joven Jackson Bond?

-Mucho. Es dulce, cariñoso y tan maduro... Entiendes lo bueno que es cuando conoces a sus padres, que son maravillosos. Tuvimos mucha suerte porque es su primera película.

-¿Cómo elabora los personajes?

-Mis rutinas a la hora de interpretar son privadas. No me gusta contarlas. No sé si es porque vengo de Australia, donde tendemos a guardar nuestros asuntos en privado. Una cosa es el trabajo y luego está mi vida privada en otro plano. A veces, ambas se cruzan, pero prefiero no contar mis trucos.

-Oliver Hirschbiegel está considerado un director poco ortodoxo.

-He trabajado con los cineastas menos ortodoxos del planeta, desde Lars Von Triers a Kubrick pasando por Jane Campion y Gus Van Sant. En todos ellos, Oliver incluido, encuentras un talento extraordinario. Me gusta elegir mis proyectos dependiendo del director que esté detrás.

-¿Se alimenta de sus personajes?

-El cine me inspira, por eso me divierte hacer películas. Tengo una carrera larga y, a pesar de los años que llevo, disfruto de todo, hasta con los pequeños detalles del proceso de hacer una película. Es maravilloso el tiempo que hay entre «acción» y «corten».

-En los últimos años ha apostado por roles con fuerte componente psicológico.

-Uno tiene que arriesgarse. Esta profesión es un regalo. Hay muchos actores de gran talento que no encuentran trabajo. Es una responsabilidad entregarte al personaje, no poner límites y dejarte llevar hasta donde te lleve.

-¿Cómo se enfrenta a la vida una mujer que parece tenerlo todo?

-Estoy en un momento en el que me atrevo a correr riesgos. No quiero tener control de mi futuro, sino de vivir al día. Me tomo la vida como viene mejor porque nadie sabe qué puede suceder mañana. He conseguido muchas cosas, pero hay otras que me interesan, y no hablo solo de trabajo.

-¿Cómo llevan sus hijos el tener una madre tan famosa?

-Son unos niños muy fuertes y su padre y yo tratamos de proteger su identidad, no les exponemos al mundo en el que trabajamos. Les ayuda a formarse sin la presión de la fama.

-¿Es una mujer comprometida?

-Apoyo a ciertas organizaciones porque creo que cuando estás en una posición en la que has recibido mucho, cuando tienes tantas cosas, pues es un deber dar algo a cambio. No me cuesta nada recaudar dinero para causas benéficas o viajar a diferentes países para llamar la atención sobre las injusticias. Me llaman de muchas organizaciones y es muy fácil decir que sí a todo el mundo, pero no puedo ayudar a todos. Siempre intento respaldar a Unicef y a las asociaciones que se preocupan de la salud de las mujeres y de los niños en los países menos favorecidos. Mi madre sufrió cáncer de pecho y me he convertido en portavoz de esta enfermedad que sufren millones de mujeres en el mundo.

-¿Cuál es su verdadera casa?

-Soy nómada, tengo un hogar, pero en este momento, aunque suene extraño, no vivo en ningún sitio. Mis hijos son americanos, por eso paso mucho tiempo aquí, pero también me gusta ir a Australia y viajar porque el mundo me fascina.

-Dedicó a su madre el óscar que se llevó por «Las horas» y siempre habla de ella.

-Mi madre es, probablemente, la persona más determinante en mi vida. Es la persona que más ha influido y definido mi personalidad. Ella es muy fuerte y dura conmigo. Pero también he heredado su gran sentido del humor. Educó a sus hijas para que pensaran y se hicieran preguntas.

-¿Se parece usted a ella?

-Puede, pero yo soy algo más suave.