Los talleres de traje tradicional gallego piden una etiqueta de autenticidad

Ángel Varela

CULTURA

Las falsificaciones cuestan apenas 1.500 euros, cuando las prendas originales alcanzan los 3.500

16 sep 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Los talleres de fabricación de trajes tradicionales quieren que su trabajo se reconozca con una etiqueta distintiva de calidad. La deturpación de los elementos históricos del vestuario que se realiza siguiendo los cánones antiguos debido a la utilización de prendas de otras geografías ajenas a Galicia, y la sustitución de los materiales de confección originales por otros como el plástico y el algodón en trajes que se venden bajo la etiqueta de «tradicional» son dos de los problemas que denuncia el colectivo de los artesanos del sector.

Actualmente la Consellería de Industria elabora un registro público y voluntario que agrupa a los «produtores de traxes tradicionais populares». La lista engloba a dieciocho talleres, que poseen la carta de artesano que acredita que no utilizan procesos o materiales industriales en la fabricación de sus prendas. Sin embargo, esta calificación no soluciona los problemas de unos artesanos que no tienen ninguna posibilidad de impedir que tiendas varias utilicen la etiqueta de «traje tradicional» en prendas que no cumplen ese requisito, y tampoco impide el mercado negro de fabricantes de prendas que no están dados de alta fiscal y laboralmente.

Diferencia de precios

Las asociaciones culturales que se dedican al baile y la música tradicional son los principales clientes de unos artesanos que tienen que competir con precios que llegan a ser la mitad de lo que ellos piden. «Un traxe que acabo de facer para muller a prezo de fábrica pode costar sobre 3.500 euros. Outro de muller fabricado por xente que podemos dicir que fai falsificacións andaría polos 1.500», explica Álex Regueiro, uno de los sastres que Industria reconoce como artesanos del traje tradicional.

Además del sastre o la modista, la elaboración del vestuario antiguo necesita de al menos otros siete artesanos para que la ropa se realice bajo las condiciones adecuadas para que una prenda lleve los adjetivos tradicional y artesanal. En esa lista estarían los que se ocupan de que al taller lleguen los tejidos, los hilos, las joyas, el calzado, las medias o las puntillas que finalmente el sastre encajará para conseguir una prenda tradicional completa.

Los artesanos del sector también recuerdan que no existe un museo dedicado al traje gallego, ya que las vestimentas antiguas que se conservan están repartidas entre diferentes instituciones como el Museo do Pobo Galego o el de Pontevedra. Los empresarios del sector recuerdan que la investigación histórica es básica a la hora de fabricar trajes tradicionales.