No llores por mí, Carme

Lois Blanco

A CORUÑA

29 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Si fuera a rodarse la segunda parte de Lo que el viento se llevó, sobraría el casting para el papel de Escarlata O?Hara. Carme Chacón se lo llevaría de calle.

Aplastada por el dedazo que ayer entregó las riendas a Rubalcaba, la ministra ya es para el público esa heroína triste y de ojos húmedos que sacrifica temporalmente sus ambiciones sucesorias por un bien común. Por varios, dijo ella: para evitar fracturas en el PSOE, para reforzar la autoridad de Zapatero y para generar estabilidad política en una crisis económica que no tiene fin. Casi, casi debemos de estar todos agradecidos por su sacrificio. Aunque, por mí, usted no llore, ministra.

El miércoles, cuando renunció, Carme Chacón decía unos argumentos desde el atril, pero su cara, su voz y sus gestos interpretaban otro guión: «Me han forzado a retirarme porque me tienen miedo, pero volveré cuando Rubalcaba pierda contra Rajoy». Y volverá.

Viva la democracia. Con el peor resultado de la historia, con su líder en retirada y con la amenaza de que se convierta en un reino de Taifas, los que mandan en el PSOE, el aparato, han hecho lo que creen más correcto: elegir a uno de los suyos candidato para que les deba a ellos su designación, y así evitar que el voto incontrolado de una militancia disgustada con ellos se lo llevase de calle Carme Chacón, que además era lo que iba a ocurrir, si antes no la aplastaban con el pulgar al señalar con el índice a Rubalcaba.

¿Por qué el PSOE es incongruente con su supuesta democracia interna? Porque quedaron traumatizados de cuando lo hicieron por vez primera. Porque la historia se repite cuando las circunstancias son coincidentes: Borrell arrasó a Almunia en las primarias para elegir candidato a las generales del año 2000, porque uno representaba la alternativa frente a un aparato del partido derrotado, como ahora, y con un líder fundido, como ahora.

Aquella crisis incluso fue más onerosa, porque a Borrell lo decapitaron después de haber sido elegido por los militantes. Volvieron a poner a Almunia. Por cierto, el resultado de aquellas generales fue la mayoría absoluta para Aznar.

Visto con perspectiva y con el cinismo que impregna a todos los partidos, esta vez el PSOE ha actuado con más agilidad para cercenar la democracia interna que en la crisis con Borrell. Aún encima, Rubalcaba es mucho más elocuente que Almunia para seducir a unos votantes en estampida. Y, como Almunia, Rubalcaba no es un producto de la devastada era Zapatero, sino de la de Felipe González. Además, al PP le ocurre con Rubalcaba lo que al aparato del PSOE con Chacón: lo temen porque les pueda ganar.

Campeones del éter. Una jueza de Lugo ha cogido el saludable hábito de darnos unos zurriagazos sacando a la luz delitos que se cometen sin necesidad de sacar las navajas. El último ha sido la operación Campeón.

A la espera de saber en qué acaba la implicación de los dos directivos del Igape, la descripción de las habilidades que le atribuyen al empresario Jorge Dorribo para enriquecerse con subvenciones gallegas, españolas y europeas tiene mucho que ver con ese ramalazo que padecemos de país del pelotazo y del vivir del aire, hasta que el globo explota.

También, un día de esta atolondrada semana que se acaba, se interceptaron 4.000 cajetillas de tabaco rubio en Ferrol. Se interceptan 4.000, pero sigue habiendo rubio en el mercado negro, ¿verdad? Se ha desmantelado una trama económica en Galicia. ¿La única?

lois.blanco@lavoz.es