Graban carreras en ropa interior en la plaza de Vigo

María Santamariña A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Vecinos y comerciantes de la zona dicen que la competición es una consecuencia directa del botellón

04 may 2011 . Actualizado a las 10:31 h.

Víctor Lamela colgó ayer en el blog Coruña online dos vídeos que inmortalizan las fechorías de nueve jóvenes a los que se les dio por correr en calzoncillos por la plaza de Vigo a la luz de la luna. Los chicos se desnudaron de madrugada en la marquesina y, tras el pistoletazo de salida, comenzaron la carrera. El recorrido fue una vuelta rápida que comenzó delante de la cubierta acristalada, siguió por las escaleras de Marcial del Adalid, pasó por el carril de descarga de Federico Tapia y, de vuelta, subió por Menéndez Pelayo hasta la marquesina, donde los «atletas» tocaron meta.

Los vecinos y comerciantes de la zona apenas se alarman. Unos lo critican y otros lo ven como uno de tantos sucesos que ocurren por la noche los fines de semana en esa zona. Para Marcos Cárcamo, camarero de La Hacienda, es una anécdota más de unos chicos que están de botellón. «Suelen juntarse entre cincuenta y cien», explica Cárcamo. Ellos cierran los sábados a las tres de la madrugada y, aunque dice que no se enteraron de la carrera, afirma que es muy habitual que los jóvenes del botellón les pidan vasos de plástico, refrescos y cubitos de hielo. «Vienen con todo preparado en bolsas y se juntan en la plaza». Cárcamo cree que esta anécdota se debe a un hecho puntual de unos jóvenes que se juntan a beber en los bancos de la plaza.

Auria Otero, la portera del número 10 de Menéndez Pelayo, asegura que en su edificio nadie comentó nada sobre el episodio, aunque es una realidad que los muchachos están de juerga hasta las tantas. «Bajarían de algún after», especula Otero.

Hasta la cervecería Oriental, que suele abrir temprano para preparar los churros del desayuno, tampoco llegó la noticia. Raúl Oneca, hostelero, opina que es normal que haya sucedido: «Se juntan muchos en la plaza y se les dio por hacer eso». Se alegra de que, por lo menos, no hayan destrozado nada esta vez. Al otro lado de la barra, Alba Mendes, una clienta, interviene: «Estarían borrachos». Lo dice como si fuera algo normal, una rutina semanal a la que los vecinos se están acostumbrando. Tanto, que en la comisaría del 092 no les consta ninguna denuncia relacionada con este caso.