Recorre el globo y comprueba que «como en Galicia no se come en ningún lugar»
27 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.No fueron ochenta sino cerca de treinta los días que el ya conocido como el Phileas Fogg coruñés dio la vuelta al mundo con la saludable intención de introducir nuevos sabores en su restaurante. Antonio Amenedo, socio del pazo de Santa Cruz, todavía no acaba de creerse la aventura y su risa nerviosa refleja perplejidad por todo lo vivido.
No ganó ninguna apuesta, más bien gastó una cantidad indecente de dinero pero las penas se le quitaron cuando se sentó en Dinamarca en el Noma y descubrió una de las mejores cocinas del mundo. Dubái, le «flipó»: «Es como si entrases en una ciudad del futuro», con una espectacular puesta en escena en el restaurante Burj al Arab, situado debajo del agua, con las paredes bañadas en oro, y donde le cobraron 150 euros por un plato combinado, eso sí, de marisco y ostra gratinada. Curiosidades de la vida, Amenedo estuvo en Singapur, en el Marina Bay Sands, el restaurante de Santi Santamaría, tres días antes de que falleciese y de ahí se fue a Sídney.
Uno de los mejores momentos del viaje fue su visita a las tribus maoríes de Auckland, en Nueva Zelanda. Le enseñaron cómo cocinar los alimentos con piedras volcánicas, aunque a él le supo todo a tierra. Después de pasar por Bora-Bora y comprobar que la comida basura «está en todas partes», llegó al restaurante Alinea, en Chicago, para disfrutar de la buena mesa. Su viaje terminó, como no podía ser de otro modo, cocinando en el establecimiento de unos amigos en Nueva York. Una vuelta al mundo de «toma pan y moja» que le ha servido para darse cuenta de que «como en Galicia no se comen en ningún lugar».