Era primer día de rebajas y el centro de la ciudad estaba a reventar de viandantes ansiosos de encontrar alguna ganga que llevarse a casa. Por este motivo, la calle Real -una de las que tradicionalmente se lleva la palma en cuanto a compras- se llenó ayer de puestos ambulantes que buscaban aprovechar el clima consumista para dar salida a la mercancía. Pero el día se les torció cuando, a media tarde, una pareja de motoristas de la Policía Local hizo su aparición de improviso.
Y es que, según varios de los testigos presenciales, cuando los primeros agentes entraron por la travesía de la Marina, los vendedores ambulantes «ya estaban corriendo calle abajo» para intentar escapar de ellos. Con lo que no contaban era con que, ya casi llegando al Obelisco, les esperaba otra pareja, pero esta vez de paisano. «Se montó una buena trifulca», apuntaba uno de los viandantes. Y otros señalaban que los dos policías tiraron a uno de los vendedores al suelo, antes de ponerle las esposas para llevárselo detenido al cuartel.
Protestas
Esta actuación, señalan, causó la reprobación de muchos de los transeúntes que a esa hora llenaban por completo la calle Real. «La gente protestaba diciendo que no era necesarios tratarlos así, echándolos al suelo y poniéndoles la rodilla encima para detenerlos», aseguraba una de las personas que contemplaron de cerca el desarrollo de la operación policial contra los vendedores ilegales.
En total, según los cálculos de los presentes, un total de seis agentes municipales, cuatro uniformados y dos de paisano, participaron en el dispositivo, que cumplió con su objetivo, puesto que a los pocos minutos de hacer su aparición ya no quedaba ningún puesto ambulante a lo largo de toda la calle Real. Lo que sí se veía era cómo pequeños grupos de vendedores deambulaban por algunas de las calles cercanas, aunque sin mercancía en la mano, esperando que la marcha de la Policía Local les permitiera volver a desplegar las mantas sobre el pavimento. Sin embargo, un grupo de agentes del 092 mantuvieron la vigilancia en toda la zona para impedir que los ambulantes se volvieran a asentar.
Primera gran redada del año
La de ayer fue la primera gran operación contra la venta ilegal en el centro de la ciudad del año recién estrenado. Unas operaciones que no suelen acarrear más consecuencias que la detención para los manteros, puesto que en muchos de los casos estos suelen acabar absueltos. La jurisprudencia del Tribunal Supremo estima que la actividad que practican no entraña un engaño al consumidor porque quien compra sabe que los productos que está adquiriendo son simples imitaciones de los originales.