Un monologuista nato que acabó de estrella televisiva

La Voz

A CORUÑA

Teatro Colón. Sábado. 20.30 horas. 16 euros.

04 nov 2010 . Actualizado a las 14:17 h.

Dani Mateo (Barcelona, 1979) lleva el monólogo en la sangre. Aunque como licenciado en periodismo, su objetivo inicial parecía acabar en una redacción, actualmente se ha convertido en uno de los referentes del humor televisivo por su participación en el programa Sé lo que hicisteis... El sábado llega al Teatro Colón para defender durante una hora y media un escenario que se llenará de humor con la especialidad que le abrió las puertas de la fama catódica: los monólogos. Con esta modalidad de espectáculo comenzó en la cadena Paramount Comedy, formando parte de un plantel de humoristas que sirvió de cantera a muchos de los programas de televisión que actualmente todavía funcionan en diferentes canales. A partir de esos inicios, Dani pronto se ganó un sitio como presentador estrella en la cadena en el espacio Noche sin tregua , un late night que finalmente le catapultó a una cadena generalista de más audiencia como La Sexta, en donde se ha asentado en Sé lo que hicisteis... junto a Ángel Martín y Patricia Conde.

En A Coruña estará acompañado de un ingenio que le ha convertido en uno de los monologuistas más cotizados de España. Respecto al repertorio de historias que debe tener un humorista que aspira a entretener durante hora y media al respetable, Mateo señala que «el monólogo tiene una salud increíble, y me gustaría que fuese una forma de ganarse la vida y una puerta de entrada al espectáculo, como en Estados Unidos». También habla el humorista de la relación que existe entre su primigenia vocación de periodista y hacer reír a la gente. «Un periodista ve una noticia y enseguida está pensando en las consecuencias. Yo lo veo y se me ocurre una tontá . Y no puedo ser serio cuando enseguida se me ocurre un chiste de Arévalo», señala.

El sábado, los espectadores que acudan al Colón podrán comprobar cómo la actualidad o las simples anécdotas de la vida diaria pueden acabar convertidas en anécdotas que provoquen carcajadas.