Una senda para los fines de semana

Rodri García A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

Por el viejo camino real de Cambre, Remigio ve pasar los sábados «exércitos de xente». Sandra reparte pan por Carral y orienta a los peregrinos, en su mayoría británicos

09 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El recorrido del Camino Inglés entre A Coruña y el hospital de Bruma, en Mesía, no arranca de la torre de Hércules, aunque el folleto del Xacobeo 2010 dedicado a este tramo lleve en su portada el milenario faro o en algún mapa de su web oficial dé esa impresión. La iglesia de Santiago, en el Ciudad Vieja, tiene una potente talla de Santiago Peregrino ante la que los romeros que llegaban en barco al puerto coruñés iban a dar gracias por la arribada.

Desde el atrio del templo iniciaban la ruta que ahora discurre por Cuatro Caminos, Monelos, Eirís y el Portazgo, un recorrido que ahora discurre por zona urbana, sobre asfalto y con requiebros provocados por la construcción de los edificios, como el giro por un estrecho vial al entrar en Culleredo.

Subida a Alvedro y bajada, bordeando un polígono industrial, hasta recuperar el viejo camino real de Cambre. «Téñolle oído contar aos meus avós que baixaban desde aí de Alvedro en zorras -una especie de carromato bajo- e despois de subir esta costa daban de beber aos cabalos», apunta Remigio Caridad, asomado por encima de uno de los muros que flanquea la ruta en el lugar de A Xira. Tras apuntar que durante los fines de semana «pasan exércitos de xente, novos e vellos, coas mochilas ao lombo», continúa segando hierba en el interior de una amplia casona del lugar.

Un poco más allá, en Sigrás, una mujer sudamericana, hablando por teléfono y con atuendo deportivo, pasa ante un peto de ánimas en el que se puede leer: «Si buscas milagros, mira. Año 1815». Poco antes de la iglesia de este lugar quedan los restos de una casa incendiada y en el atrio un poste informativo detalla el recorrido del Camino Inglés hasta Bruma.

De esta manera se llega hasta el cruce de la carretera 550 (A Coruña-Santiago) con la autovía A-6 y un mojón que marca el kilómetro 58.485. Al lado de la estrecha senda, solo para caminantes, una hormigonera.

Y más allá Anceis, ya en Carral. En la plaza situada frente al pazo de Dozo, Sandra, de la panadería Do Pincho, llega con su furgoneta y despacha a una clienta. «Peregrinos hai poucos, ás veces preguntan algo, case todos en inglés». Sin apenas darle tiempo a que se marche Sandra, llega otra panadera que, tras los correspondientes bocinazos, hace salir a otras vecinas de una zona donde las obras obligan a desviarse a los caminantes, sorprendidos por cuidadas casas de piedra, unas nuevas y otras bien rehabilitadas. Y en el bucólico valle de Barcia, Sarandós, ya en el municipio de Abegondo, sorprende con una pequeña capilla dedicada a San Juan, una cuidada iglesia y la necesidad de reponer fuerzas para la fuerte subida hasta los más de 400 metros sobre el nivel del mar de Bruma. Antes, parajes rurales, con granjas de visones abandonadas, caballos y vacas en amplios prados y el camino marcado por las hondas huellas del paso de tractores. Es un día entre semana y por ello ni un solo peregrino en todo el recorrido.