José Lareo (Touro, 1965) regenta desde hace 16 años el restaurante A Vega, de Betanzos, situado muy próximo a los soportales. Como hostelero puede considerarse una rara avis, ya que espera como agua de mayo que entre en vigor la ley que prohibirá fumar en los restaurantes. Pero matiza: «No tengo nada contra los fumadores, son tan buenos clientes como los otros».
-Reconozca que no hay muchos como usted.
-Pagaría por que esa ley que se está preparando entrara mañana mismo en vigor.
-¿Por qué?
-Es muy sencillo. Los domingos al mediodía pierdo clientes por no haber sitios libres en no fumador, y los sábados por la noche por no disponer de mesas en fumadores. Y es frustrante ver que se te va un posible cliente cuando tienes mesas libres.
-Eso es un buen pellizco al final del año.
-Sí. He calculado que son unos trescientos clientes, lo que podría rondar unos 7.000 euros que dejo de ganar.
-¿Tuvo que hacer obras para dividir las dos zonas?
-Sí, pero ahora no seré tan inocente de que me paguen las reformas porque sé que eso no va a ocurrir. Aquí lo que ocurre es que la ley estuvo mal hecha desde el principio. Los que dicen que perdieron dinero con esas obras tienen toda la razón cuando protestan.
-¿Y sus empleados qué opinan?
-Se da la casualidad de que ninguno de los cinco fuma, pero claro, son fumadores pasivos profesionales. ¿No prohíbe el Gobierno fumar en el trabajo? Pues mis empleados se pasan nueve horas respirando tabaco.