Dos días de encierro y clases en la Escola de Idiomas

F.?Molezún

LUGO CIUDAD

15 oct 2009 . Actualizado a las 14:07 h.

El encierro que los profesores de la Escola Oficial de Idiomas iniciaron en el centro el miércoles, llega a su fin esta mañana, a las nueve. Han sido 48 horas de acampada protesta en los pasillos del centro, en las que el personal docente ha ido alternando sus clases con las labores informativas a los alumnos y a todos los que se acercaron hasta allí. «Todavía está abierto el plazo de matrícula, así que ha habido gran afluencia de personas, al margen de los que venían a clase», explica la profesora Susana Aldao.

Este encierro, con el que quieren mostrar su desacuerdo con las medidas de la Consellería de Educación, que modifican sus horarios y condiciones laborales sin haberlo negociado con el personal, tiene carácter itinerante. Ya se ha celebrado en las escuelas de Ferrol, Pontevedra y Vilagarcía, y arrancará próximamente en Vigo, Ourense, Santiago y Lugo. Durante las 48 horas que han estado en el centro, se han organizado turnos en los que se han concentrado hasta cuarenta profesores.

En el primer día de protesta recogieron alrededor de 400 firmas de apoyo: «Los alumnos reaccionaron muy positivamente ante la información que les damos. Muchos ya conocían los cambios, pero otros se enteraron por los carteles que colgamos por las paredes del centro. Al fin y al cabo, ellos son los principales perjudicados», matiza Aldao. Este perjuicio lo basa la profesora en la reducción de horas lectivas, que pasa de cinco a cuatro y media a la semana, «y en la pérdida de clases complementarias, las de refuerzo de destrezas, fundamentales para aprender una lengua, además de la limitación de tutorías, que hasta ahora teníamos de mañana y de tarde».

Los profesores esperan que esta protesta sirva para que Educación «se siente a dialogar. Nunca antes se habían negado a escucharnos, y ahora se ha desatado una especie de persecución contra nosotros. Incluso han vertido calumnias sobre la supuesta ilegalidad de nuestros horarios. ¡Pero si están revisados y aprobados por sus propios inspectores!», exclama Aldao.