Los comercios bajan la persiana por la crisis

Laura L. Garijo

A CORUÑA

Las calles tradicionalmente más comerciales ofrecen cada vez más escaparates con carteles de «se alquila» o «se vende»

23 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los carteles de «Se Alquila», «Se Traspasa», y «Liquidación Total» han invadido las calles más céntricas y emblemáticas de la ciudad, creando un desconcierto generalizado en comerciantes y clientes. En tiempos de crisis, todo el mundo apunta a la coyuntura económica como primer culpable, pero los comerciantes también achacan los cierres al mal tiempo, a la creación de las grandes superficies y a la instalación del carril bus. La situación es tal que durante el año pasado cerraron 447 comercios más de los que abrieron. Así, los cierres en las calles de las zonas comerciales más referentes de la ciudad herculina, como Obelisco, Ciudad Vieja u Orzán, parecen tener un efecto dominó cuyo fin pocos se atreven a vaticinar. Solo en la calle San Andrés se pueden contar una docena de locales abandonados desde hace meses, de los que nadie se quiere hacer cargo por temor al fracaso, a pesar del considerable abaratamiento que han sufrido los alquileres. Además, los vecinos y comerciantes de esta zona señalan que el «abandono» al que está sometido el lugar también constituye otro factor negativo. «Como la calle está abandonada ya no vienen ni los rateros», critica Mercedes Landeira, de la tienda Eva. La situación de la calle Nicaragua es bastante peor, ya que en su corta extensión alberga 15 locales con la persiana bajada, lo que otorga a la vía un aspecto desértico y abandonado. Además, esta epidemia también empieza a afectar a calles como Juan Flórez, repleta de comercios en el pasado, pero que ahora comienza a albergar algún que otro local vacío que nadie se atreve a ocupar. Según apuntan varios comerciantes, los locales clausurados no vuelven a abrir sus puertas, ya que «ahora nadie hace experimentos y encima no se tiene el imprescindible apoyo bancario». Los presidentes de distintas asociaciones de comerciantes de distintas zonas muestran una radiografía del comercio en la ciudad y ofrecen propuestas para aliviar la situación.

Antonio Amor (Zona Obelisco) «Estamos temblando con la apertura de otro centro comercial en octubre». Para Amor, la gran ventaja de la zona Obelisco es la afluencia turística, pero «cuando el turismo baja, la zona se resiente especialmente porque el vecindario es de una edad alta y además hay muchos edificios vacíos». Los cierres en la zona son patentes y el «tirón» solo es soportable «para franquicias y marcas internacionales que aguantan por prestigio». Para él, promocionar de manera adecuada a A Coruña y diseñar las comunicaciones de la ciudad para que la gente se acerque al centro son las medidas a tomar de manera inmediata.

José Salgado (Zona Los Mallos)

En los últimos meses han cerrado 20 comercios en Los Mallos, y el sector textil está siendo el más afectado. Además de los escaparates vacíos, otra señal que indica «que las cosas no van bien» es la disminución del número de abonados en las asociaciones comerciales. «La gente se está borrando, y eso que la cuota solo es de 9 euros al mes,», explica Salgado. La solución que propone este comerciante pasa por una mejora «considerable» de las aceras y árboles de las zonas comerciales.

Adolfo López (Ciudad Vieja)

En la zona antigua de la ciudad todavía no han notado unos descensos significativos de las ventas, pero temen «lo peor» para el fin del verano. «Nuestro problema es que no vendemos productos de primera necesidad», apunta López. La principal reivindicación de la parte más antigua de la ciudad consiste en un mejor alumbrado de las calles y la peatonalización «definitiva».?

Carmen Campos (Torre de Hércules)

A pesar de los festejos, homenajes y actividades que han rodeado a la torre de Hércules, Carmen Campos tiene claro que no se ha traducido en un aumento de las ventas. «Los visitantes se han incrementado, pero a nivel monumental. La prueba es que están cerrando muchísimos locales por aquí». Para Campos, una de las medidas más importantes que se han de tomar para frenar la crisis del pequeño comercio es «la mejora de los módulos de impuestos para los autónomos», de manera que los impuestos «sean sobre beneficios, y no sobre bruto».

José Manuel Martínez Rodríguez (Calle Barcelona)

La calle Barcelona tiene unas circunstancias especiales que agravan, más si cabe, la situación de los comerciantes. Las obras que afectan a la zona desde hace meses han hecho mella en muchos establecimientos, que se han visto obligados a prescindir de personal. «Hay cierres, pero es más significativo la cantidad de despidos que se está produciendo. La actividad no es estable, no hay más que observar cómo empezaron las rebajas: encubiertas mucho tiempo antes del período legal». Para Martínez, la financiación es uno de los primeros problemas que deberían solucionarse. «Los ayuntamientos y la Xunta deberían negociar con bancos, por lo menos para que empiecen a escuchar a los comerciantes, porque ya no hacen ni eso».

José Antonio Ferreira (Matogrande)

Los cierres «más preocupantes» son los relacionados con la hostelería, ya que se trata del sector más característico de Matogrande. Para Ferreira, «los ceses son patentes en los últimos meses», y para evitarlo es necesario «que el Gobierno de la nación acometa verdaderamente proyectos de mejora para los pequeños empresarios». En su opinión, la gente tiene dinero, «pero no se lo gasta porque no confía en los gobernantes».

Carlos Lourido (Nuevos Juzgados)

Nuevamente el sector textil y el hostelero protagonizan los cierres de este área. Además, los comercios que desaparecen no reabren, ya que según Lourido «los jóvenes no tiene vocación para abrir negocios y van directamente a la universidad». Lourido cree que hay que limitar las licencias para las aperturas de grandes superficies y además opina que las autoridades no deberían ser estrictas con las multas de aparcamiento.

Chus Focal (Soho- Orzán)

En esta zona la hostelería «sufre, pero aguanta». La razón es que «la gente sigue saliendo», pero su consumo se está reduciendo. «Las mesas siguen ocupadas, pero donde antes se tomaban tres botellas de vino, ahora con una es más que suficiente», comenta Chus, quien detalla que en el último mes han cerrado tres comercios. «Mucha culpa de lo que está ocurriendo la tiene el tiempo, estamos desesperados por ver un rayo de sol». Focal asegura que para poner fin a la crisis hay que «quejarse menos y trabajar más».