Edificios con nombre de pila

A CORUÑA

La costumbre de bautizar los inmuebles se remonta a la época en que todavía no existían los números de las calles, pero aún perdura a día de hoy en A Coruña

30 dic 2021 . Actualizado a las 19:23 h.

Hace unos años, una joven coruñesa llamada Nuria Cobo suspendió el examen práctico del carné de conducir justo a la altura del Edificio Nuria, en el número 318 de la ronda de Outeiro. Ese día, la joven maldijo la mala suerte que le dio su propio nombre y desde entonces nunca ha dejado de preguntarse quién sería su tocaya del 318. En la actualidad, Nuria Cobo trabaja como portera en el Edificio Martínez de la coruñesa calle Pepín Rivero. El inmueble lleva la firma de Enrique Martínez, responsable de la construcción. La mayoría de los vecinos conocen el origen del nombre porque, cuenta Nuria, «al principio el señor Martínez vivía aquí y todos le conocían». Pero, ¿y la dichosa Nuria? ¿Alguien sabe quién fue? Pero, el misterio se repite. En el número 99 de la ronda de Outeiro, una residente explica que el Edificio Laura se llama así porque éste era el nombre de la mujer del promotor y que, dos números más abajo, el hombre dejó su sello en otro lugar llamado como él: Edificio Germán.

A los portales bautizados por el promotor Germán Rodríguez González o a la misteriosa Nuria se le suman una retahíla de términos más o menos explicativos que decoran cientos, miles de edificios de A Coruña. Por ejemplo, ¿saben los habitantes del Edificio Mediodía (en As Lagoas) el origen del término? La cafetería Bahía lleva veintiséis años abierta en sus bajos, casi los mismos que la vivienda en pie. Responde Antonio, regente del negocio junto a su cuñado José: «Eso del nombre se lo tendrás que preguntar a Fontenla, el constructor, o a Siso García, el propietario, pero ya murió». En la calle, junto a uno de los cuatro portales donde luce el nombre, hay consenso en que responde a la orientación al sur que tiene la urbanización. «Aquí estamos todo el día a 24 grados, siempre pega el sol». El fotoperiodista Carlos Lago, vecino del edificio, recuerda incluso el viejo proyecto de montar un panel solar sobre la fachada.

El presidente del Colegio de Aparejadores de A Coruña, Roberto Medín, aclara que la costumbre de bautizar con un nombre propio a los edificios se remonta a la época en que todavía no existían los «números de policía» en los portales. Muchas construcciones se hicieron sobre corredoiras o en pleno monte, en lugares donde acabaría existiendo una calle. Según cuenta Medín, «algunos promotores optaron por colocar el nombre de sus seres más queridos, como los pescadores a sus barcos». Este es el caso del Edificio Las Nieves en la calle Durán Loriga. Se llama así por el nombre de la mujer, la hija y la nieta del promotor. «Con tantas Nieves nos tenemos quedado congelados», afirma, con sorna, el portero del edificio, Máximo González.

Emigración

Otros términos responden al dinero traído de la emigración, según Medín. Esta puede ser la explicación del Edificio Panamá o el Edificio Guatemala, ambos en la ronda de Outeiro. Aún así, junto al primero arranca la calle Panamá, probable origen del nombre. En el caso del Edificio Viacambre (en el Cantón Pequeño) el título se corresponde con el de la promotora compostelana que lo construyó. Otros edificios tomaron el apellido de la familia propietaria del inmueble como la Casa Cortés, ubicada en la plaza de Galicia. La Torre Esmeralda (cuesta de la Palloza) se bautizó así por el color de la fachada. Y la forma de la planta del Edificio Trébol (Cabo Santiago Gómez) sirvió de excusa al arquitecto Carlos Meijide para titular así su proyecto.

Lo cierto es que «legalmente no es exigible bautizar con un nombre a un edificio», afirma el gerente de los promotores, Juan José Yáñez. «Ni el Plan General ni la Ley de Suelo obligan a ello». Así que la razón para que esta costumbre continúe puede ser, dice Yáñez, «de tipo comercial». En la avenida de Hércules nos encontramos con el Edificio Maryan en el número 105. Asomada a la ventana, una vecina afirma que no tiene «ni idea» del origen del nombre. Lleva cuarenta años viviendo en la casa. Tampoco los vecinos del Edificio Giste de Rafael Dieste aciertan a dar una explicación sobre el suyo.

Los hay que reciben el nombre de un negocio como el Edificio La Favorita, en Cuatro Caminos. Resultan muy significativos el Apolo en Ramón y Cajal, o el Colusa en la plaza de Pontevedra cuya portera, Dora Montes, no conoce el origen del nombre. En cambio, está bastante claro el origen de la Torre de los Maestros, en la calle Juan Flórez, porque fue una cooperativa de profesores quien lo levantó. Pero el letrero pone Torre Dorada: «Lo de los maestros está claro pero lo de Torre Dorada ni idea», comenta resignado, el portero del edificio, Jose Luis Pardo.