Un jurado popular juzgará al hombre que mató a otro en la ronda de Nelle

A CORUÑA

15 ene 2009 . Actualizado a las 11:18 h.

Alfonso Amoedo Aumente tendrá que convencer a las doce personas que integren el jurado popular que lo juzgue dentro de unos meses que el navajazo que le dio a un hombre que le debía 20 euros el 12 de junio del año pasado en plena calla fue de manera fortuita, en el fragor de una pelea. De lo contrario, este delincuente ferrolano de 35 años podrá ser condenado por un delito de homicidio -sería castigado a una pena de entre 10 y 15 años de cárcel- o de asesinato -la condena podría llegar a los 25 años-.

El fiscal lo imputó por homicidio al entender que Alfonso Amoedo mató a Fortunato Fernández en una pelea, sin preparar ni urdir el crimen. El abogado de la acusación particular que defiende los intereses de la familia del fallecido está convencido de que sí hubo premeditación. Así lo refleja un auto del Juzgado de Instrucción número cuatro, que el pasado día 9 citó a las partes para comunicarles los delitos que se les imputan a los procesados. Aparte del autor del navajazo, también serán procesados Rubén Darío Pita y Manuel Franco Abuín. Estos últimos, por un delito de encubrimiento.

Prisión

Amoedo está en prisión desde el 15 de junio del año pasado -tres días después del crimen-, adonde lo envió el juez tras escuchar su versión de los hechos. Este delincuente habitual de 35 años y natural de Ferrol explicó que el navajazo se produjo de forma fortuita, después de un forcejeo entre él y Fortunato Fernández. Todo sucedió muy rápido, contó el ahora encarcelado. Aquella mañana del 12 de junio se dirigía con su novia, como todos los días, a recibir la dosis de metadona al bus aparcado en la ronda de Nelle. Cuando estaban llegando al autocar vio cómo Fortunato, con el que mantenía una disputa por una deuda de 20 euros, se acercaba con dos amigos. Cuando se cruzaron, uno de ellos le entregó una navaja a Fortunato, que se abalanzó sobre Alfonso. Se agarraron y se empujaron, hasta que el arma cayó al suelo. Fue más rápido en recogerla Alfonso, según contó, y en el forcejeo se la clavó «sin querer». De inmediato le entregó la navaja a uno de los amigos de la víctima, que, según relató el aludido ante el juez, la tiró en un contenedor de la basura.

La policía no pudo encontrar el arma a pesar de una intensa búsqueda. Alfonso Amoedo, tras el relato de los hechos, explicó al juez que nunca quiso quitarle la vida a Fortunato, con el que había compartido habitación en una pensión de la calle Barcelona.

Fortunato se desplomó sobre la acera abandonado por sus amigos, que huyeron del lugar. Alfonso Amoedo no huyó. Junto a su novia entraron en Sanidad ?y luego pidieron ayuda al personal del metabús. A gritos, rogaban que alguien llamase a una ambulancia, «que había un chico con una puñalada». Luego se pusieron rumbo a la pensión en la que residían. Él se cambió de ropa y salió a la calle minutos antes de que la policía se personara en el piso, sobre la una de la tarde, una hora después del crimen -los investigadores ya conocían la identidad del supuesto homicida a la media hora de los hechos-.

Detención

Entonces, policías de paisano tomaron el Agra del Orzán. Interrogaron a la novia de Alfonso, que dijo desconocer el paradero de su compañero y explicó lo sucedido en la ronda de Nelle. También hablaron con varios testigos de los hechos. Y detuvieron a los dos amigos de Fortunato, a los que el juez puso en libertad con cargos por un supuesto delito de encubrimiento. Tras una intensa búsqueda, a las diez de la noche de ese mismo día, Alfonso fue detenido cuando estaba a punto de entrar en la pensión. No ofreció resistencia alguna y reconoció ser el autor de las puñaladas que terminaron con la vida de Fortunato Fernández. Los hechos fueron recogidos por la cámara de seguridad del edificio de Sanidad y por los ojos de varios testigos.