Un cuarto de baño convertido en museo de orinales

Pablo Portabales pablo.portabales@radiovoz.com

A CORUÑA

01 ago 2008 . Actualizado a las 15:38 h.

Del hotel Marineda. La bacinilla ha salido de debajo de la cama para estar colgada en la pared. Al menos eso es lo que sucede en casa del coleccionista Luis Varela, en San Pedro de Nos, que conserva más de 30 orinales antiguos y los tiene enganchados a alcayatas en los distintos cuartos de baño de su domicilio. La bacinilla, que en realidad todo el mundo recuerda como bacenilla , ha pasado de ser un utensilio habitual en todos los hogares a un objeto de culto para los amantes de las cosas curiosas y las antigüedades, ya que de la casa hace tiempo que desapareció. «Son bastante buscadas, al igual que las escupideras. Las baratas pueden andar entre los 30 y los 150 euros, pero una muy buena llega a los 300. No lo sé con exactitud porque como no las pongo a la venta...», comenta Luis mientras me muestra una muy valiosa en la que aparece el logotipo del desaparecido hotel Marineda y el año 1951. «Las que están marcadas y permiten conocer el origen y el año tienen más valor», destaca el experto. Hasta con tapa. La mayoría son de loza aunque hay algunas de porcelana y la más antigua de la colección es de principios del siglo pasado. Provienen de Francia, Inglaterra y hasta hay alguna portuguesa, además de española. Una de las más originales es de un tamaño inferior a las otras y tiene tapa. «Debía ser para un niño pequeño. Estoy intentando encontrar más, pero es muy difícil», comenta Varela. ¿Quién habrá utilizado los orinales que guarda este coleccionista? Es una pregunta que nunca tendrá respuesta. «A mis amigos les hace mucha gracia. Siempre les digo que las tengo por si un día coincidimos varios muy apurados en el servicio y cada uno puede utilizar una», dice sonriente.

El sábado pasado me la encontré a la puerta de la pequeña capilla de Santa Ana de Mera, donde confiesa que le gustaría casarse algún día, un tema que ve lejano aunque hace tiempo que tiene novio. «Siempre que puedo vengo y me gusta estar en la capilla como hice siempre desde pequeña. Intento no perdérmelo», comenta Montse Suárez , de 27 años, a la que hace muchos años rebauticé como la otra perla de Mera . Entonces era una niña-joven que empezaba a despuntar en el mundo de la moda a nivel local y ahora es una joven-mujer que vive en Madrid y que es una habitual en pasarelas como Cibeles o Gaudí Novias. «También hago todos los desfiles de Pepe Jeans y La Perla. Me muevo entre la capital y Barcelona y a nivel internacional viajo con frecuencia a Londres, Bélgica o París», comenta Montse que cuando termine sus vacaciones en A Coruña lucirá su rubia cabellera en Alemania, donde participará en pasarelas y posará para varios catálogos.

Sigo en Mera para contarles que el pintor Felipe Criado celebró ayer su fiesta de 80 cumpleaños. «En realidad ya los cumplí en enero», matiza el veterano artista. A partir de las siete y media de la tarde hubo pinchos, música, barra libre y poesía. El protagonista no quiso regalos pero animó a los invitados a colaborar con una labor solidaria, la que lleva a cabo la Fundación Padre Boado para continuar la labor del desaparecido jesuita Faustino Boado en Honduras. «Se atiende a familias y a niños muy necesitados y se les proporciona una comida al día y ropa. Los que destacan cuentan con becas para seguir los estudios», comenta Mercedes Boado , esposa de Criado y hermana de Faustino. Un cumpleaños cargado de arte y solidaridad. Competición de tortillas. Una que llevaba algas y buey de mar ganó el concurso que convocó la Escuela de Hostelería. El trío formado por los alumnos Beatriz Fernández Moro , Julio Pujales Martínez y Felipe Mendoza fue la preparación que más gustó al jurado integrado por el concejal Carlos González Garcés , Héctor Cañete , César Gallego y Fran Pernas .