Touriño dice que cambiar el nombre al Canalejo no generará gastos extras

La Voz

A CORUÑA

El decreto aprobado ayer por el Consello de la Xunta será efectivo 20 días después de su publicación en el DOG

18 jul 2008 . Actualizado a las 11:41 h.

El Consello de la Xunta aprobó ayer la nueva denominación oficial del hospital Juan Canalejo, que pasará a llamarse Complejo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC). Según explicó el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, la medida no supondrá gasto adicional alguno ni afectará al prestigio y a la calidad del servicio. Aseguró que de esta forma se «repara» un tema relacionado con la memoria histórica, dentro de la línea establecida por la Ley de la Memoria Histórica. El decreto se hará efectivo 20 días después de su publicación en el Diario Oficial de Galicia .

Esta decisión ha tenido una amplia repercusión en el ámbito político, social y sanitario coruñés. El presidente del Colegio Oficial de Médicos, Luciano Vidán, dijo que como institución son respetuosos con las leyes pero entiende que los colegiados desconfíen de si el cambio supondrá una merma en el prestigio internacional del complejo hospitalario. En este sentido, indicó que el cambio en una marca cuando está consolidada «puede no ser beneficioso».

La concejala socialista Mar Barcón dijo que con esta medida se cumple la ley «y no hay más vueltas que darle», y se refirió a que en su momento se decía «que no nos íbamos a acostumbrar a contar en euros y mira qué fácil es ahora». La edil de Normalización Lingüística, la nacionalista Ermitas Valencia, considera que el cambio no repercutirá negativamente en la marca de calidad de un hospital «con suficiente bagaxe». Por su parte, desde el grupo del PP indicaron que la Xunta debería destinar los recursos a eliminar las listas de espera y no a un cambio «que ya se había descartado en los años setenta». Unión Coruñesa considera que supone «una ceremonia de confusión con altos costes de imagen».

La Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica, una de las instituciones que más demandó el cambio, considera que la medida «non é un acto de rancor, senón de xustiza».