«Lo único que he sido toda mi vida es un currante»

fernando molezún / m. v. A CORUÑA / LA VOZ

CARBALLO

Antonio Queijo en el almacén que la empresa tiene el polígono de A Grela.
Antonio Queijo en el almacén que la empresa tiene el polígono de A Grela. paco rodríguez< / span>

La Xunta premió al empresario larachés por su larga trayectoria

15 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sentido común y tesón son los términos que mejor definen la personalidad del larachés Antonio Queijo Muíño, nacido hace 80 años en la parroquia de Montemaior (A Laracha). Empresario que cuenta entre sus méritos haber dotado a un sinfín de hogares coruñeses y de la Costa da Morte de electrodomésticos a través de sus famosas tiendas, que abrió por primera vez en 1957. Aquel establecimiento de A Coruña en el que se vendían los primeros televisores que llegaban a la ciudad se ha convertido en una red comercial con tres tiendas de electrodomésticos, otra de muebles de cocina y baño, un almacén en el polígono de la Grela, además de parte del accionariado de Cenor. Una trayectoria, la de Comercial Queijo, que ha sido distinguida por la Xunta con un diploma en reconocimiento a su labor. Antonio está ya jubilado, pero no pasa un día sin que recorra sus tiendas y el almacén, ahora dirigidos por su hija Otilia. «Es que mantengo la ilusión como si fuera un principiante. Mientras tenga salud, aporto mi granito», explica el emprendedor.

-Enhorabuena por la distinción.

-Gracias. Me encantan los reconocimientos. ¡A quién no! Es una muestra de que en estos 56 años algo habremos hecho bien y, sobre todo, que sigue siendo una empresa de futuro.

-Hablar de futuro con la que está cayendo...

-¡No lo vamos a dejar por una crisis! Quizás esta sea la más grande, pero crisis hemos pasado unas cuantas. Afectaban a un sector o a otro. Y mucha gente se quedó por el camino. Por supuesto que sentimos la crisis, las ventas se han resentido, pero vamos tirando gracias sobre todo a los clientes fieles que vienen a comprar a nuestros establecimientos desde el principio. De hecho, ya vienen los nietos de algunos de ellos. Y es también fundamental la actitud de mis empleados. Luchan como si la empresa fuese suya. Y yo intento corresponder como puedo. Aunque han bajado las ventas, jamás hemos dejado de cumplir con nuestros pagos a trabajadores y proveedores. Pero da mucha grima cómo están cerrando tantos amigos y compañeros. Es como si alguien hubiese cogido una metralleta y estuviese disparando a diestro y siniestro.

-Pero usted sale vivo. Es un superviviente.

-Sí, yo salgo vivo. Pero lo único que he sido toda mi vida es un currante. Yo hice una reserva, no fui tan confiado como otros. Pero por supuesto que saldremos de esta crisis. Y pronto. Nosotros hemos notado una recuperación leve y creo que el año que viene lo notaremos todos. Hay que ser optimistas.

-¿Y cuál es el secreto para salir vivo de esta crisis?

-La confianza de la gente, esas generaciones de clientes que son fieles a mis tiendas. Y eso se consigue trabajando mucho y bien, con un equipo bueno, porque ahí sí que he tenido mucha suerte, siempre me he rodeado de unos trabajadores fantásticos. Pero la fidelidad se gana día a día, cuidando al cliente, y no engañándole nunca.

-Habla de sus empleados como si fueran parte de la familia.

-El cariño creo que es mutuo. Esto es una relación de confianza. Nunca miro el reloj para comprobar si alguien sale antes o después. Saben que tienen que hacer su trabajo y lo hacen. Y es que algunos han estado toda la vida con nosotros, que entraron con 18 años y se jubilaron aquí. Incluso tenemos trabajando a algún hijo de viejos empleados.