La Xunta retiró de Fisterra longueirón ya vendido

Cristina Viu Gomila
Cristina viu CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

El Intecmar consideró que podía tener toxina, a pesar de que había permitido la extracción unas horas antes

30 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Agentes de Inspección Pesquera echaron ayer al mar 130 kilos de longueirón que los submarinistas habían recolectado en la playa de Langosteira durante la mañana del miércoles. Ese día, el Intecmar (Instituto Tecnolóxico do Mar) abrió al marisquero la ría de Corcubión y las playas de Fisterra, pero por la tarde llamó a la lonja para que avisaran a los compradores de que debían devolver los bivalvos que ya se habían llevado.

La Consellería do Mar abrió la zona de Fisterra al marisqueo a últimas horas de la tarde del martes, con lo que los buceadores bajaron a la playa el miércoles por la mañana. La mayor parte de ellos no consiguieron sacar los 15 kilos que tienen como tope, pero llegaron a sumar 130 kilos, que pasaron por la lonja.

Todo este material fue subastado a las 16.30 horas. Una parte fue adquirida por compradores para su traslado a depuradoras y otra se quedó en las propias instalaciones de la cofradía, que tiene su propio centro de expedición.

A las 20.30 horas, llamaron a la cofradía desde la Consellería de Pesca para que buscaran a los compradores y trajeran el material de vuelta. Al parecer, uno de los ratones, en los que se realizan la prueba de toxicidad, no había conseguido sobrevivir, algo que, al parecer, sí hicieron los anteriores.

A las nueve de la mañana de ayer se presentaron en la zona agentes de Inspección Pesquera y se llevaron el longueirón en una lancha hasta la playa de Talón, donde lo devolvieron al mar. El proceso fue sencillo porque las capturas aún estaban vivas. En caso contrario hubiera sido preciso proceder a su incineración.

Los submarinistas se mostraron muy molestos por esta situación, porque son los únicos perjudicados por la falta de previsión, ya que los compradores no tendrán que pagar, pero a ellos nadie puede devolverles las cuatro horas que estuvieron trabajando.

Los buzos tienen una labor especialmente penosa porque trabajan en apnea y el miércoles lo hicieron con marea alta, por lo que tuvieron que enfrentarse a profundidades de más de nueve metros. Uno de ellos comentó: «O que máis me doe é que gastei a saúde», en referencia a lo dura que es su profesión.

Además, la extracción fue difícil porque el fondo de Langosteira está ahora lleno de conchas rotas, lo que provocó cortes en las manos de buena parte de los submarinistas.