Corcubión se convierte en capital del turismo medievalDiversión juvenil en clave de surf

cee / la voz

CARBALLO

La localidad se quedó pequeña para acoger al gran número de visitantes

24 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El público, un año más, no falló a la cita con el Mercado Medieval de Corcubión, que se llenó hasta la bandera pese al molesto viento. Encontrar un hueco donde dejar el coche era misión imposible ayer en el casco urbano. La explanada habilitada por el Ayuntamiento alivió algo la situación, pero aun así el puerto se cubrió de vehículos.

Y es que pocos querían perderse el espectáculo del casco viejo convertido por unos días en mercado de la Edad Media.

Cambió la organización pero el espíritu medieval continúa igual de vivo. Muchos disfraces y muchos curiosos asomándose a los puestos. En alguna taberna agotaron hasta el pan.

Mucho movimiento en las calles y mucho en los locales habilitados, tanto los llegados de fuera como los de los vecinos de la zona, una docena, que tienen ya plaza fija en Corcubión.

Del volumen de visitantes logrado da cuenta la celebración, el viernes, del Desembarco en Quenxe. Todo el paso marítimo se cubrió de gente, al igual que los muros, terrazas y zonas altas del entorno del arenal. No cabía un alfiler.

Hoy habrá de nuevo juglares y músicos por las calles, exhibición de tiro con arco, de cetrería, teatro en la calle y sobre todo mucho que comprar.

Noche meiga en Laxe

Con un salto desde lo alto de los espectaculares zancos Poweriser, un personaje con pinta de trasno diabólico se elevaba por encima de las cabezas de las decenas de laxenses y turistas que se dieron cita en la plaza de Ramón Juerga.

Antes, la comitiva de fuego pirotecnia, malabares y mucho arte callejero recorrió las calles de la localidad levantando expectación a cada paso. Sus incendiarias propuestas, en las que el equilibrio y la imaginación se convertían en herramientas de trabajo no dejaron indiferente a nadie y dibujaron caras de admiración en cada esquina.

El espectáculo, homenaje a esas noches meigas de verano, en las que los muertos vivientes se dan la mano, acabó con una queimada popular, por supuesto, con su conjuro.

Las competiciones deportivas ligadas al surf llenaron la playa carballesa de Razo desde primera hora de la mañana, con decenas de chavales, que se convirtieron en centenares a medida que caía la tarde y que la música le iba comiendo terreno a las tablas, en una nueva edición del festival Sereas e Piratas. foto ana garcía