Los furtivos se ceban con Corme ante la impotencia de los vigilantes

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO/LA VOZ.

CARBALLO

26 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En Corme nadie quiere hablar del asunto. Saben que en cuanto lo hagan se encontrarán con las ruedas del coche pinchadas, la embarcación dañada o algo peor. Hace casi un mes que los furtivos campan a sus anchas por las rocas de A Percebellosa. Todo el mundo los conoce. Son vecinos de Corme y aunque han sido identificados por los vigilantes, siguen yendo a mariscar cada vez que les apetece y, últimamente, les apetece mucho.

Cada vez que los encuentran, los vigilantes llaman a los guardacostas y a la Guardia Civil, pero de todos lados reciben la misma respuesta: no hay personal para enviar a Corme. Hace unos días hubo una reunión en la cofradía y el patrón mayor y otros dirigentes de la entidad tiraron la toalla. Saben que si denuncian el caso tendrán que hacer frente a daños en sus propiedades.

Su caso no es único. Todos conocen a los furtivos y todos son capaces de ver la relación que hay entre el decomiso de los percebes robados y las ruedas pinchadas. A la apertura de expedientes siguen, de forma inexorable, daños en los coches, una vieja modalidad de extorsión que en los puertos de la Costa da Morte funciona muy bien y que cuando falla se sustituye por incendios intencionados. Ya ha ocurrido en Camelle y en Camariñas.

La cuestión es que Corme es una zona especialmente delicada. Las agresiones que sufrieron en sus vehículos el patrón mayor y el presidente de la agrupación de mariscadores motivó una visita de la conselleira do Mar, Rosa Quintana, y el anuncio de un plan de lucha contra el furtivismo que se inició en julio del pasado año y que de poco ha valido para erradicar este problema.

Durante este tiempo, los guardacostas han levantado centenares de nasas caladas ilegalmente, liberado decenas de kilos de marisco en veda, decomisado metros de aparejos en zonas prohibidas y multado a muchos armadores que infringieron la normativa. Lo que no han logrado es sacar de las rocas y las playas a todos los furtivos sin carné que campan a sus anchas por la Costa da Morte y que incluso asustan a sus vecinos.

En Corme se quejan de que hace más de un mes que un grupo de desaprensivos, comandados por un furtivo casi profesional, acuden a la zona de la concesión y trabajan a pesar de las denuncias de los vigilantes, a los que han llegado a amenazar. Los guardas no pueden enfrentarse a personas que actúan como delincuentes comunes y que ya han sido apresados por la Guardia Civil por actos como el que protagonizan estos días.

Solo ha pasado un año desde que la conselleira en persona prometió su apoyo y vuelven a tener miedo. Esperaban que el furtivismo fuera considerado un delito y todavía ni siquiera ha comenzado a tratarse el asunto, que tienen que ir al Congreso porque supone un cambio en el Código Penal.

Para los mariscadores es prácticamente imposible erradicar el furtivismo si no se puede actuar contra quienes lo practican, porque las personas que actúan de este modo no suelen tener nada que perder, según explican desde las agrupaciones de la comarca. Además, tampoco quieren vigilar y si lo hacen saben que no tienen ninguna autoridad ante los furtivos y que si hay alguna pelea serán los profesionales con carné los que acabarán teniendo problemas.