Los vecinos de la zona se dieron otro festín de alegría y tradición

La Voz CARBALLO/LA VOZ.

CARBALLO

03 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Gastronomía y tradición volvieron a hilvanar un fin de semana de celebraciones en la Costa da Morte. Los vecinos se pusieron manos a la obra para tejer un nuevo mantel en el que depositar las ilusiones de sus paisanos en torno a esas citas que esperan con anhelo a lo largo del año.

Así lo explicaba Estrella Balsas, presidenta da la asociación de vecinos A Fonte de Fornelos, lugar en donde el pasado domingo se celebró la popular Festa da Fonte. «A xente as agarda todo o ano e por iso tratamos de darlles o mellor», indicaba. Música tradicional, juegos populares, karaoke y el sorteo de los obsequios que regalan los propios vecinos de la parroquia, en el que destaca el ya clásico porquiño, fueron algunos de los alicientes con los que disfrutaron el más de medio millar de asistentes tras la comida campestre que se saboreó en el campo da festa baiés. El alcalde, Manuel Muíño, que hizo de pregonero, destacó «o traballo e a ilusión» que demostraron los vecinos en la organización de la fiesta: «Así, nada é imposible». Y las celebraciones se prolongaron hasta las cuatro de la mañana.

Los vecinos de Quintáns, en San Martiño de Ozón (Muxía), cosieron un nuevo capítulo de su historia con la particular danza de espadas que acompañó a la procesión que recorrió las calles del pueblo en honor de san Isidro Labrador.

Otra puntada para la memoria fue la que emprendieron en Berdillo (Carballo) la asociación de vecinos con el almuerzo campero que reunió en A Regueira a 670 personas, en su mayoría socios. Un maratón de tute y la actuación de Melao Caribeño pusieron el remate a una cita inolvidable.

En la parroquia de Estramil (A Laracha) tejieron las noches del viernes y del sábado con dos degustaciones para chuparse los dedos. La primera tuvo como principal protagonista al exquisito pulpo procedente de O Carballiño, mientras que los callos fueron los que hicieron la boca agua a las decenas de comensales que se decidieron pasar por la verbena y bordar así sus paladares con la amistad de sus vecinos. Baíñas (Vimianzo), Xornes (Ponteceso), A Ameixenda (Cee) o Caión también pusieron el broche de oro a sus fiestas junto a la buena mesa.