Juzgan al polaco acusado de agredir al personal del albergue de Fisterra y a la Guardia Civil

D. Vázquez A CORUÑA/LA VOZ.

CARBALLO

27 jul 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Un peregrino polaco fue juzgado ayer en A Coruña tras protagonizar varios incidentes violentos el pasado 12 de julio en el albergue de Fisterra y en el cuartel de la Guardia Civil, por los que lleva en prisión provisional desde el día 13.

El joven, con la ayuda de una traductora, rechazó llegar a un acuerdo, declaró que «no se siente culpable» y dijo que su agresión fue en legítima defensa ya que había sido golpeado por el encargado del albergue, que lo acusaba de sustraer una bicicleta. Achacó su refriega con agentes de la Guardia Civil a que le retiraron sus pertenencias y que aunque no tuvo intención de lastimarlos, sí que se resistió y que actuó porque fue provocado. En su defensa indicó: «Dios está de mi parte».

La versión de los agentes fue diametralmente opuesta. Relataron que cuando los alertaron del incidente en el albergue vieron a la víctima subiendo a una ambulancia con la cara ensangrentada y un corte en la cabeza, que al acusado le encontraron un cuchillo y al requisarlo se puso violento y hubo que reducirlo. Asimismo, indicaron que mientras se le estaba tomando declaración intentó atacar al comandante del puesto, tiró una silla contra él, pero le dio a la pantalla del ordenador, que cayó al suelo. Los guardias civiles lo describieron como nervioso, pero descartaron que se encontrara desorientado.

La víctima de la agresión reconoció que el joven le atacó dándole un cabezazo en la ceja, que requirió tanto un tratamiento médico como quirúrgico y apostilló que ambos presentan lesiones porque existió forcejeo y cayeron al suelo.

El fiscal del caso mantuvo su petición de condena y consideró que quedó probado que el joven cometió un delito de lesiones, otro de atentado, así como sendas faltas de daños y lesiones. Descartó entrar a valorar qué provocó el incidente violento, ya que aseguró que no existe una denuncia sobre ningún hecho. Asimismo, apuntó que su origen, Polonia un país de la Unión Europea, así como el reconocimiento a la autoridad, en el caso de que los agentes vayan uniformados, como era en esta ocasión, hace que se le puedan imputar ambos delitos y que se haya agravado su situación, ya que consideró que inicialmente ni tan siquiera hubiera quedado detenido. Asimismo, destacó que la alteración de ánimo no supone nunca un eximente.

La abogada del acusado, por su parte, apostó por incidir en que la agresión fue mutua, que las lesiones fueron leves y que la resistencia contra los agentes estuvo motivada por los nervios que supuso al joven polaco verlos tras la pelea y el que lo llevaran detenido. También justificó su reacción violenta debido a su situación personal, de la que recordó, que es un extranjero, con dificultades para entender el idioma y nervioso por las acusaciones.