Mejor no seguir las indicaciones

Eduardo Eiroa Millares
Eduardo Eiroa CEE/LA VOZ.

CARBALLO

Muchas de las señales instaladas en la comarca están en mal estado y a veces ofrecen una imagen más bien poco edificante

13 may 2010 . Actualizado a las 12:08 h.

Después de muchas inversiones en señalética -ese nombre nuevo con nombre de ciencia-, de planes de mejora de las indicaciones y de recursos públicos invertidos en mejorar la estética y la utilidad de los carteles, se puede decir que el objetivo no está del todo logrado. En algunos casos no lo está en absoluto.

Una buena parte de las señales que pueblan la Costa da Morte sufren un lamentable deterioro. A veces no es solo la falta de mantenimiento, sino la superposición de carteles que dicen lo mismo, pero que no lleva aparejada la sustitución de los viejos, sino la acumulación de todos ellos. Un ejemplo es Corcubión. Desde que uno entra en la localidad desde Cee se topa con no menos de tres indicadores especificando el lugar en el que se encuentra. El primero, a la entrada, luce su herrumbre fruto del paso de los años. El segundo, ya en el centro, es de los más nuevos y está en buenas condiciones. Cien metros más allá, frente a los juzgados, un tercero ofrece una imagen lamentable, cubierto de carteles y suciedad sin aportar información alguna a quien se lo encuentra en su camino.

Pero no es un caso único. Hay carteles deteriorados en todos los municipios de la Costa da Morte. En Dumbría, por ejemplo, alguien colocó una señal sobre las rocas del mirador de O Ézaro. Se intuye por el estado del letrero que lleva años ahí. Ahora bien, saber de qué advierte es cuestión de paleógrafos. Se intuye que avisa de algún peligro, pero no está claro de cuál. Arrugado y oxidado, carente de toda función, tal vez sería más recomendable retirarlo si ya no sirve para nada.

En las carreteras abundan también los fallos de señalización. En el caso de las advertencias horizontales, las pintadas sobre el asfalto, el descuido es más evidente. Las obras y el paso del tiempo las van borrando y a veces pasan años antes de que alguien les de un repaso.

Tampoco el Camiño se libra de un desinterés impropio de un año Xacobeo. Se han gastado millones en promoción y en mejoras, pero las flechas pintadas con aerosoles amarillos en cualquier lado siguen siendo la principal guía del caminante. Lo mismo en el reverso de una señal que en un muro o en medio de la carretera. No hacen falta monolitos, pero sí algún sistema más discreto y menos chapucero para avisar al caminante. Algo ganaría el Camiño con algo más de sensibilidad.