Las oenegés se reorganizan para mantener la atención en verano

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

santi m. amil

La coordinación de voluntarios y trabajadores les permite seguir prestando ayuda

30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La necesidad no sabe de vacaciones y las situaciones de dificultad no desaparecen porque sea verano. Lo saben bien en los colectivos que en muchos casos son el único apoyo social o terapéutico al que pueden acceder los vecinos, y por ello reorganizan sus recursos humanos para mantener sus puertas abiertas durante la etapa estival. Se logra, según coinciden en resaltar, gracias a la generosidad tanto de los trabajadores como de los voluntarios que ajustan el merecido derecho a disfrutar de sus vacaciones para que nadie quede desatendido.

Cruz Roja y Cáritas, las dos entidades que tienen un mayor espectro de beneficiarios, pero también más plantilla -78 trabajadores la primera y 40 la segunda- y más voluntariado, no cierran ningún servicio. «Se reorganiza dependiendo también de los cambios que se producen en la demanda. Hay por ejemplo menos talleres de español, menos frecuencia en las clases de apoyo escolar o finalizan algunos cursos del programa de empleo, pero se intensifican otras como los cursos de primeros auxilios, las salidas especiales para los equipos de prevención de emergencias o las actividades lúdicas», resume Ángela Ramallo desde el gabinete informativo de Cruz Roja.

En Cáritas los trabajadores dividen las vacaciones y una parte se deja para el invierno, pero el grueso se coge en verano. «Lo que hacemos es turnarnos y procuramos que los servicios no sufran retrasos ni mermas», explica la presidenta. María Tabarés clara que, aunque hay algunos voluntarios que se van de vacaciones, «también hay gente que se apunta para ayudar precisamente ahora porque tienen mayor disponibilidad».

Pero hay otras entidades más humildes en recursos humanos que también se mantienen abiertas. «A acollida está sempre garantida e animamos a calquera persoa que poda precisar de nós a que se achegue de luns a venres de nove da mañá a tres da tarde, porque temos, iso si, un horario especial. Aquí sempre vai haber alguén», explica la psicóloga de la Asociación Contra el Cáncer, Beatriz Rodríguez. Lo que sí frena la entidad son los talleres y actividades complementarias «porque baixa moitísimo a demanda; moitos usuarios vanse tamén de vacacións ou prefiren aproveitar para facer outro tipo de cousas e realmente a asistencia non xustificaría mantelos», aclara.

También Afaor ha reorganizado su funcionamiento y este año será el primero en el que la asociación de Alzhéimer mantenga abiertos también en agosto los talleres que prestan en la ciudad, incluido el de aquaterapia; aunque sí pararán los que se desarrollan en concellos del rural.

Voluntarios «de guardia»

En el Banco de Alimentos de Ourense ocurre al contrario. Por primera vez en varios años la actividad parará en agosto. El cambio no se justifica tanto por la mejoría económica que podría hacer prever menos demanda «sino por la disponibilidad que tenía algún voluntario que en años anteriores coincidía que podía quedarse», señala el presidente, Cecilio Santalices Mourille. La entidad no tiene empleados, toda su labor se desarrolla y mantiene gracias al voluntariado. A pesar del cierre, el BAO garantiza el abastecimiento a los más de ochenta colectivos que distribuyen la ayuda alimentaria a los beneficiarios finales. «Hemos reorganizado el trabajo durante junio y julio para poner en marcha un reparto especial en el que entregamos suficiente para que queden abastecidos y puedan pasar esas semanas sin problemas», explica. No se esperan desajustes «porque nos pusimos en contacto con todos para que hicieran las peticiones según esa previsión». Pero además «para casos de necesidad imperiosa que puedan surgir» un grupo de voluntarios tendrán sus teléfonos disponibles para dar respuesta a esas necesidades puntuales.

Las vacaciones de otros servicios y la marcha de los usuarios también condicionan

Pero no todos los colectivos o asociaciones que prestan servicios de ámbito social mantienen su funcionamiento todo el verano. Las que disponen de muy pocos trabajadores o que carecen de ellos y tampoco tienen un soporte de voluntariado suficiente para mantenerse activas suelen darse un descanso. Aunque tanto la fecha como la duración del cierre es muy variable, el mes más elegido es agosto. Explican que cuando la ciudad pierde a una buena parte de sus habitantes también baja la demanda de quienes suelen necesitar de sus servicios y pueden aprovechar para organizar ese descanso.

Es el caso de la asociación Renacer, que presta atención durante el resto del año a una media de 50 personas afectadas de daño cerebral adquirido. En este colectivo aprovechan agosto para hacer un parón en los talleres y terapias para que su escueta plantilla -seis trabajadores de distintas especialidades profesionales- se tome tres semanas de descanso. «En agosto tendríamos muchas dificultades de todos modos porque hay entidades de las que dependemos que están de vacaciones o reducen servicios, como las del transporte que utilizan nuestros usuarios, así que es el mejor mes para causar el menor perjuicio. Pero además muchas personas afectadas se van también para sus pueblos donde, por cierto, están mejor que aguantando los 40 grados de Ourense; así que la demanda se queda reducidísima y parece más operativo aprovechar esas circunstancias para el descanso del personal», apunta Noelia Luque, coordinadora de programas de Renacer.