Los recintos se iniciaron en el siglo V y desaparecieron en el VI
15 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Todos los expertos y aficionados, tanto al patrimonio como a la historia del monte Pindo, coinciden al asegurar que este espacio natural posee restos que hasta la fecha nunca se han estudiado, catalogado y señalizado de forma rigurosa. Aún así, se puede decir sin temor a equivocarse que el promontorio carnotano tiene tres construcciones amuralladas que servían de refugio a las poblaciones de la zona cuando esta parte del litoral gallego era atacada.
Además de la fortaleza que ha sido catalogada recientemente en la época romana (siglos V y VI) y que se encuentra en su parte más alta, Laxe da Moa, existen otras dos que son posteriores en el tiempo. La de San Xurxo fue una de ellas. Se mantuvo en pie entre los siglos X y XV para contener los ataques vikingos y su ejecución fue ordenada por un obispo de Santiago, según explica el profesor de la universidad compostelana Manuel Gago.
La de Penafiel es la tercera construcción amurallada del monte Pindo y se desconoce cuando fue construida, pero se sabe que tuvo utilidad hasta la Revolta Irmandiña (siglo XV), según explica el mismo Gago. «Esta situación fai aínda máis peculiar e fascinante o monte Pindo, xa que aínda que son normais estas construción nos montes, resulta extraordinario atopar tres mesmo», concluye.
Santificación del lugar
Este espacio natural localizado entre Barbanza y la Costa da Morte esconde muchos más tesoros e historias. Una de estas hace referencia a la santificación del lugar. Para eso, la Iglesia inscribió en las rocas de su parte alta dos cruces que tenían por objeto erradicar prácticas de brujería durante el medievo.
La existencia de una mina o el refugió que ofreció a cerca de 700 personas durante la Guerra Civil son otras de las muescas que se incluyen en la biografía de O Pindo. Un espacio que en la actualidad carece de indicaciones que ilustren a sus visitantes cualquier información sobre la fértil historia que esconde y que muchos desconocen, a pesar de los numerosos curiosos que hay sobre todo lo relacionado con este espacio.