Cuando se refiere a la labor del Ejército en la prevención de incendios, el capitán Javier Seibane hace especial hincapié en la importancia que tiene la información que las patrullas reciben de los distritos forestales y de otros dispositivos implicados en las tareas de extinción. De hecho, explica que «basamos el despliegue en la información que recibimos».
-¿Realizan una vigilancia más exhaustiva en lugares que se han visto muy castigados por el fuego o que han sufrido incendios importantes, como fue el caso boirense a principios del verano?
-Desde luego, y la información que recibimos de los implicados en la extinción es fundamental, porque nosotros no conocemos a la gente ni el monte. Aunque cada día se efectúa un barrido completo a todo el territorio, dependiendo de los datos que nos dan los diversos agentes implicados nos centramos en una zona u otra. Ellos nos indican si se ha localizado en algún punto a personas sospechosas de provocar un incendio o si hay alguna extensión de terreno especialmente seca en la que puedan aparecer las llamas. Los datos que nos aportan es lo que nos lleva a decidir por dónde nos vamos a mover.
-¿Se ha producido alguna detención propiciada por sus observaciones o han visto a algún sospechoso?
-A nosotros no se nos ha dado el caso de tener que retener a alguien. Tendría que tratarse de una situación que no ofreciese lugar a dudas y, en cualquier caso, tendría que hacerse cargo la autoridad competente. La mayoría de los focos detectados han sido debidos a quemas de rastrojos.
-¿Con qué medios cuentan las patrullas?
-Disponen de equipos de observación, visión nocturna, GPS de situación, cartografía.
-Después de tantas jornadas sobre el terreno, lo conocerán como si fuesen de aquí.
-Los dos primeros días se necesita el mapa, pero lo cierto es que después ya no hace falta porque conoces perfectamente el territorio. Esa es precisamente nuestra labor, la de recorrerlo y observar todo lo que ocurre en las áreas menos pobladas.