Calor y muchas ganas en la Andaina Popular de Ribeira

Adriana Baamonde RIBEIRA/LA VOZ.

BARBANZA

Un total de 275 personas partieron ayer de la playa de Coroso para recorrer kilómetros y kilómetros con los pies como motor

05 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La playa de Coroso fue, ayer, el punto de partida de los participantes en la octava edición de la Andaina Popular de Ribeira, quienes a las nueve de la mañana estaban preparados y concienciados del recorrido que les tocaba realizar a lo largo del día por los diferentes puntos del municipio.

Los caminantes eran muy diversos y llegaron de lugares diferentes de toda la comunidad y de otras partes de España. Entre ellos llevaban la caminata con un humor muy diferente. Para algunos era un simple paseo, para otros un autentico esfuerzo. Según la organización, este año se batió el récord de participación, nada menos que 275 personas fueron las inscritos.

Este año hubo una novedad. Se añadió un atractivo al recorrido, que consistía en que los participantes tenían que pasar únicamente por dos puestos de control y, una vez hecho eso, podían hacer el trayecto que más les convenciese para unir dichos puntos. Lo ideal era seguir el itinerario marcado por la organización, en el que se podía disfrutar de paisajes increíbles en plena naturaleza, y realizar los kilómetros previstos. Los caminantes tenían puntos de avituallamiento donde se repartía fruta, empanada, bocadillos, agua o zumo. Además, este año había una conciencia ecológica especial con los envases de plástico, ya que los responsables de la actividad prohibieron las botellas desechables, haciendo que cada uno de los corredores llevase su cantimplora para rellenar y así evitar el afeamiento y contaminación de la zona.

Mínimo y máximo

Para que ningún participante se quedase excesivamente descolgado y, sobre todo, para evitar accidentes, o en caso de haberlos tener una forma fácil de localizar el punto del percance, los responsables de la actividad establecieron un tiempo mínimo y un máximo que se debía permanecer en los puntos de encuentro. De esta forma, una vez terminado ese tramo nadie podía quedar en él. Durante el transcurso de la jornada no se produjeron incidentes y solo hubo casos de pequeñas heridas o dolores de pies, algo común en este tipo de actividad y sin mayor importancia.

En cuanto al tiempo, las temperaturas eran muy altas lo que hacía más dificultosa la caminata, pero las ilusiones y sobre todo la buena compañía reforzaban los ánimos de los participantes, que insistían en que no sabían cómo pero que llegarían a la meta. La llegada estaba prevista para las 19.00 horas, al mismo punto del que partieron diez horas antes, la playa de Coroso. Allí, la organización, con el fin de que los participantes recuperasen fuerzas, pero sobre todo de que se apoyasen unos a otros, y de manera especial a los que cruzaban la línea de meta en último lugar, estaba previsto hacer una churrascada, acompañada de mejillones y vino; una comida en la que no faltaría, por supuesto, la buena compañía.